Gabriel García Márquez |
Ese momento maldito que separa el
alma del cuerpo y nos convierte en recuerdos de lo que fuimos te ha llegado,
partes a ese incierto lugar desde donde solo en los sueños se regresa y donde esperaras a que lleguemos para contarnos
tus historias, para volver a enredarnos
en tus enredos, para mostrarnos Cien años de soledad entre las hojas de algún librito,
allí estarás esperando a que alguien te pregunte por el coronel o por tus putas
tristes, estarás con ese amor que en los tiempos del cólera besan mejor que en
la mala hora y es que por más que tratemos nosotros o ellas no podremos vivir
para contarla,
Tu pasar por este mundo apenas empieza, en este verano que arde como ardieron las casas en la mala hora del fuego en macondo cuando señalábamos las cosas por no saber cómo nombrarlas porque aún no tenían nombre, te has salido del mundo de los vivos donde todos venimos con nuestra crónica de muerte anunciada.
Tu pasar por este mundo apenas empieza, en este verano que arde como ardieron las casas en la mala hora del fuego en macondo cuando señalábamos las cosas por no saber cómo nombrarlas porque aún no tenían nombre, te has salido del mundo de los vivos donde todos venimos con nuestra crónica de muerte anunciada.
Pero, no necesitas un relato de
naufrago que muestre a José Palacios sirviendo al General en esa madrugada
lluviosa de 8 de Mayo, te has ido Patriarca de tantos otoños soñados entre tus
letras, escuchados tus pasos como quien sobre una alfombra de hojas corre y se
deja escuchar, y saber que no volverás a contemplar esa enredadera nueva cuyas
campánulas amarillas ya no veras florecer este sábado en la casa cerrada por el duelo.
Te despedimos y te decimos hasta
siempre, porque no te alejarás ni una letra de este continente humano que
desnudaste para desnudo mostrarle al mundo que existe un continente
Latinoamericano que respira literatura, que vive entre letras y que puede ser
contado de muchas maneras, porque siempre es diverso como diversos son sus
colores, sus olores, sus costumbres y sus amores.
Cuando el tiempo de partir haya llegado, que no lloren mi
partida mis amigos, que recuerden sonriendo los momentos que felices y
sonriendo hemos vivido. Solo esto si no es mucho estoy pidiendo, cuando el
tiempo de vivir haya acabado, no lamenten que me salga de este mundo, no me
lloren NO son tantos mis pecados.
Descansen en paz ustedes que tantas alegrías nos dieron y tantas veces nos llevaron en sus viajes, a volar por esos caminos que sus letras trazaron.
Descansen en paz ustedes que tantas alegrías nos dieron y tantas veces nos llevaron en sus viajes, a volar por esos caminos que sus letras trazaron.
Gracias Gabriel García Márquez.
“Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para
el que tiene Corazón”.
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