Cristina Fernández, presidenta argentina. |
Buenos Aires, 21 feb (EFE).-La presidenta
argentina, Cristina Fernández, salió hoy de su silencio para cuestionar a
la multitudinaria marcha realizada el pasado miércoles en homenaje al
fallecido fiscal Alberto Nisman, a la que calificó de "bautismo de
fuego" de un "Partido Judicial" enfrentado al poder Ejecutivo.
La mandataria publicó un mensaje en su página web
donde afirmó que la marcha, convocada por un grupo de fiscales en honor a
Nisman, "no fue para nada un acto de homenaje a una persona
trágicamente fallecida, con la obvia excepción de sus familiares
directos".
"El 18F (18 de febrero) no es el homenaje a un
fiscal, ni siquiera un reclamo insólito de justicia, sino el bautismo de
fuego del Partido Judicial", sostuvo la jefa de Estado argentina.
La mandataria argentina cuestionó que se le reprochara no hablar sobre el fallecido fiscal.
"Resulta curioso que cuando hablo de lo que
algunos no quieren, un fiscal me exige que me calle, y cuando no hablo
de lo que ellos quieren, me reclaman que hable", apuntó.
Fernández también calificó de "absurda y
políticamente armada" la cifra de asistentes a la marcha difundida por
los medios de comunicación argentinos, que estimaron la presencia de
unas 400.000 personas.
La presidenta argentina adjudicó el número a que
el "Partido Judicial" debe aparecer con "respaldo masivo" que "avale y
dé aires de legalidad a cualquier mamarracho judicial,
independientemente de lo que digan las leyes, los códigos de fondo y de
forma y hasta la mismísima Constitución".
"Tanto en lo gestual como en las palabras y en lo
ostensiblemente visible, el 18F fue decididamente una marcha opositora,
convocada por fiscales y apoyada por jueces y todo el arco político
opositor", añadió Fernández.
El pasado 18 de febrero, una multitud marchó en
Buenos Aires para reclamar en silencio y bajo un aguacero el
esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que investigaba
el atentado de 1994 contra la mutualista judía AMIA que dejó 85 muertos y
que cuatro días antes de ser hallado muerto denunció a Fernández por
supuesto encubrimiento a los iraníes acusados del ataque.
La mandataria argentina había guardado silencio y
no se había pronunciado sobre la marcha, pese a que varios integrantes
de su Gobierno condenaron la movilización por su supuesto sesgo
opositor.
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