Por Gabriel Lorenzo Casilla
Cuando una sociedad como la dominicana goza de una libertad que
raya en el límite del libertinaje, cuando no se aplican los correctivos de lugar a las acciones punibles y cuando no se
respeta a nadie, que las autoridades son muñecos de juguetes, porque no están
al servicio de la sociedad y la solución de los problemas que afectan a ésta, se
camina mal, se anda mal y los resultados no son desconocidos y a nadie lo
sorprenden.
Estoy de acuerdo con la predica de Salomón, cuando se refiere
al necio, y pudiéramos agregar a los deslenguados, que no escuchan, sino que
hablan sandeces improperios y que son capaces de faltar el respeto a DIOS que
baje del cielo, no tienen escrúpulos, porque son seres humanos vacios de consciencia
y de sentimientos, lo que no le permite adaptarse una sociedad responsable y
decente, entonces, se hace necesario aplicar las leyes, la dictadura de la ley a
quienes se convierten en seres humanos inadaptables.
Lo que conviene es que no nos
convirtamos en verdugos de los demás, sino que sean ellos mismos los que
escojan el sendero que desean transitar y que sean ellos mismos los que lean en
voz alta la sentencia que merecen cumplir en las mazmorras cuando viendo las
circunstancias que han provocado con sus acciones delictivas al grueso de la
sociedad. Creo fírmemente en la necesidad de educar y de concientizar con rigor a la sociedad para
cosechar frutos agradables y de buena venta en el mercado que establece la
sociedad.
Las normas establecidas por la mayoría consciente y
responsable de sus deberes, no deben ser solo el marco de los derechos que
establece la sociedad, deben ir más allá de las exigencias que la misma
sociedad se impone, no traspasar los
linderos establecidos para todos.
De nada vale que hagamos leyes justas, sino se aplican a los
que las violan y se lanzan como buitres a destruir no solo el derecho de los demás, sino también la propia
conciencia de la sociedad y esto hace que no podamos avanzar y el tiempo vuela
por encima de la esperanza y muera la fe que tenemos en el porvenir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario