Tomado de ElPais.es |
El viejo Racing de Santander, un club centenario con la vitrina vacía,
celebró sin jugar su mayor victoria. La de la dignidad ante el esperpento. Un
triunfo colectivo de una ciudad y un equipo, escenificado por un grupo de
chavales sin cobrar desde hace cuatro meses que se rebeló ante los desmadres
del fútbol moderno. Cumplió su amenaza la plantilla verdiblanca y no disputó el
partido contra la Real Sociedad. Sacaron los donostiarras de centro y los
jugadores locales se arremolinaron en el centro del campo,
se abrazaron y se
plantaron. A los 40 segundos, los chicos de la Real tiraron el balón fuera. El
Racing no reanudó el juego. El árbitro le consultó a Mario, capitán de los
cántabros, y este le confirmó el plante. No había partido. Igual que no había
rastro del presidente, Ángel Lavín.
En todo momento, el Racing mantuvo informado de sus intenciones al conjunto
donostiarra. Lo primero que hizo el entrenador local, Paco Fernández, al llegar
al Sardinero fue acercarse al vestuario de la Real y comunicarle a su colega,
Jagoba Arrasate, cómo actuarían. Acto seguido, se entregaron las fichas al
árbitro. La plantilla racinguista recibió el apoyo del vestuario donostiarra
todo el día. En el estadio estuvieron también el presidente, Jokin Aperribay, y
el director deportivo, Loren. Permanecieron en el vestuario, y no en el palco,
“por respeto” a los jugadores del Racing.
Fue un día largo para la plantilla y el cuerpo técnico racinguistas. Tras
el entrenamiento matutino, mantuvieron en un céntrico hotel de Santander una
reunión con representantes de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que
les informaron de las consecuencias que podía tener el no disputar el
encuentro: hasta 6.000 euros de sanción al club e incluso la inhabilitación
para los jugadores de entre dos y cinco años en caso de que sean denunciados.
El presidente de la AFE, Luis Rubiales, garantizó a la plantilla que la
Federación no actuaría contra ellos.
“Con lo que hemos escuchado, nuestra opinión queda reforzada”, aseguraba
uno de los jugadores tras el encuentro. En ningún momento la plantilla dio pie
a algún tipo de negociación. Según varios de los presentes, los capitanes le
trasladaron a Rubiales que la única vía para que jugasen era la dimisión del
Consejo de Administración. “Están fuertes, unidos y convencidos. Nosotros no
podemos más que estar con ellos”, aseguró el presidente de la AFE.
“Ha llegado tarde, sí, pero ya está, estamos
contentos”, dijo un eufórico Oriol, uno de los veteranos del vestuario. La
satisfacción de la plantilla era evidente. “Nos está haciendo más fuerte,
sabemos que tenemos el respaldo de todo el mundo. Solo queremos que todo esto
se acabe y a ver si salimos reforzados. Que no se nos olvide, lo nuestro es la
Liga, acabar primeros”, comentaba Mariano.
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