Por Santo Domingo Guzmán
No es costumbre mía asistir
a disertaciones de políticos, por cuanto a éstos solo trato de enterarme de sus
“andanzas” a través de los medios de prensa y no es precisamente por seguirlos,
sino para tener algún argumento cuando trate sobre éste o aquel personaje en alguna
conversación con amigos y allegados.
Sin embargo, en el día de
ayer (miércoles 5 de marzo) iba pasando por la gobernación provincial de San
Cristóbal, cuando me encontré con el amigo, Faustino Pulinario Romero, Procurador
General Adjunto de la Corte de Apelación de San Cristóbal, quien me informó que
el ex presidente de la República, doctor Leonel Fernández, disertaría en ese
lugar en ese momento, al tiempo que me invitó a la disertación.
Eran más o menos las seis y
treinta minutos de la tarde, por lo que accedí a acompañar al amigo Pulinario a
la disertación del ex presidente, la cual versaría sobre el tema “Liderazgo y
Poder”, sin embargo, dicha disertación inició más o menos a las ocho de la
noche, aunque debo confesar, que como no estaba enterado de la disertación del
ex presidente, tampoco sabía para que hora estaba pautada dicha disertación.
Pero por fin más o menos a
las ocho, como ya señalé llegó el ex presidente, quien fue recibido con un rey
por los lugareños, con fanfarria y todo incluido, lo que visiblemente agradó al
ex mandatario, quien luego de la bienvenida del gobernador, licenciado Julio
Cesar Díaz, pasó a disertar sobre el tema ya citado.
Fue una gran sorpresa para
un servidor escuchar al ex presidente Fernández disertando sobre un personaje
bíblico, pero aun más cuando trató de hacer una similitud de las acciones de
ese personaje con la suya, al señalar que Moisés, el gran libertador del pueblo
Hebreo, distribuyó entre las doce tribus los puestos al nombrar una comisión de
12 miembros para inspeccionar la tierra prometida, es decir, para enviar espías
para que inspeccionaran la tierra a la que se proponían conquistar.
Tal parece que al presidente
se le olvidó la distribución que hizo, cuando eligió las llamadas “altas cortes”,
es decir, el Tribunal Constitucional, la Suprema Corte de Justicia y el
Tribunal Superior Electoral, que como fueron organismos seleccionados por el
Consejo Nacional de la Magistratura, entidad formada por ocho miembros, de los
cuales él controlaba seis, uno el PRD, sector Miguel más el propio Leonel, es
decir, tenía a su favor los ocho miembros.
En aquella oportunidad solo
tenía que demostrar que estaba dispuesto a hacer lo que hizo el personaje
bíblico, sobre el cual giró el 90% de su disertación, para que tuviera ahora la
estatura moral para hablar de igualdad, tenía que permitir que el único senador
que no respondía a su línea política formara parte de ese consejo que dice la
Constitución que él mismo apadrinó.
Ese senador era Amable
Aristy Castro, que aunque amagó demasiado para juramentarse en el Senado, era
el único y por consiguiente la prueba de que el todopoderoso gobernante iba a
cumplir con lo que decía la norma fundamental, pero no ocurrió así, sino que se
las arregló para tener apoyo absoluto.
Excelente articulo.
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