Hilary Clinton |
El control de armas, la reforma bancaria, la
política exterior o la necesidad de pasar página a la vieja política,
argumento con el que sus contendientes intentan erosionar la popularidad
de Clinton, fueron los temas en los que difirieron los cinco
precandidatos a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de 2016
en EE.UU.
Clinton ocupó el centro del escenario en el hotel
Wynn de Las Vegas (Nevada), flanqueada por el senador de Vermont Bernie
Sanders, el único que se mantiene como alternativa relevante a la
exprimera dama en las encuestas, y el exgobernador de Maryland Martin
O'Malley, necesitados de minutos ante las cámaras y financiación.
El debate demócrata no compitió en número de
participantes, audiencia o salidas de tono con el último de los
principales aspirantes republicanos en septiembre pasado: una gresca
dialéctica de once conservadores en el que destaca el histriónico
magnate Donald Trump, capaz de llamar estúpido o feo a sus compañeros de
tarima.
Este primer debate demócrata, organizado por CNN,
atrajo a 15,3 millones de televidentes, según informó hoy ese canal, por
encima de las expectativas de los ejecutivos de la cadena, aunque por
debajo de los 25 millones del debate republicano de agosto o los 23
millones del emitido en septiembre.
Pero las dos horas y medias tuvieron sus momentos
álgidos, como cuando el exgobernador de Rhode Island Lincoln Chafee dijo
que votó en 1999 en el Senado a favor de acabar con la ley
Glass-Steagall, que dividía la banca comercial de la de inversiones,
porque era su primera decisión legislativa y no sabía qué votaba, algo
que hoy ha sido aprovechado por la prensa de Nueva Inglaterra (hogar del
candidato) para aconsejar que se retire.
El público que asistió al debate en uno de los
casinos más grandes de Las Vegas también dedicó algunas carcajadas al
momento en el que Sanders, que se define como un "socialista demócrata",
dijo que ya estaba bien de "hablar de los malditos correos
electrónicos" de Clinton, el punto débil más serio de la favorita, por
el momento.
Sanders no quiso utilizar el escándalo por el uso
de un servidor privado cuando era secretaria de Estado para atacar a
Clinton y prefirió hablar de su "revolución" a favor de la clase media y
los pobres y contra los intereses de las grandes fortunas.
Sanders, con un 25 % de apoyo en la media de
encuestas realizada por RealClearPolitics, afirmó en una entrevista
posterior con MSNBC que fue "una respuesta espontánea".
O'Malley, el tercero de los participantes que
dispuso de mayor tiempo y quien ha pedido que haya más debates -su única
esperanza de enfrentarse a la maquinaria de campaña de Clinton-,
aprovechó también el asunto de las armas para atacar a Sanders, que ha
conseguido robarle el electorado demócrata más de izquierda.
El exgobernador de Maryland, que señaló que
Clinton es un "nombre del pasado", añadió hoy en una entrevista con
MSNBC que su objetivo es dejar claro a los votantes demócratas que hay
"una tercera opción".
Entretanto, sorprendió el poco tiempo que los
participantes dedicaron a hablar de la reforma migratoria en un estado
de gran presencia hispana como Nevada, aunque los cinco precandidatos
consideran que se debe buscar un camino hacia la ciudadanía.
Clinton indicó que apoyará que los inmigrantes
indocumentados puedan ser cubiertos por la reforma sanitaria del
presidente Barack Obama, mientras que O'Malley apuntó que irá "incluso
más allá que el presidente" en asuntos migratorios.
Al cierre, los precandidatos coincidieron en que
el debate fue mucho más civilizado y positivo que el de los
republicanos, algo que hoy reiteró el portavoz de la Casa Blanca Josh
Earnest.
Trump, que estuvo comentando el debate en la red
social Twitter toda la noche, reconoció hoy en el canal ABC que Clinton
"salió como ganadora", mientras que Sanders -en su opinión- fue
demasiado condescendiente y no debería haber estrechado la mano de la
exsecretaria de Estado ante las cámaras en un momento del debate.
La mayoría de comentaristas políticos
estadounidenses coincide hoy en que Clinton salió reforzada del debate y
demostró estar preparada para consolidar su condición de favorita, pese
a que Sanders le está restando peso en varias estados de cara a las
elecciones primarias del partido.
El debate es también un mensaje para el
vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, que está examinando su
candidatura a las primarias para los comicios presidenciales de 2016, y
para quien la CNN había reservado hasta última hora un atril a su
nombre.
Biden mantuvo hoy su agenda de trabajo y se limitó
a comentar el debate con un sucinto: "creo que todos lo hicieron muy
bien". EFE
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