Los empleados a fin de asegurar
un trato justo iniciaron las jornadas de planificación de entidades que les
agruparan y les dieran la fuerza suficiente para solicitar un trato justo de
parte de los empleadores, así se da el nacimiento a los sindicatos , el mundo
laboral comenzó a tomar otro rumbo, la mano regia del empleador fue poco a poco
convirtiéndose en la mano amiga del empleado, a través de largos años, las condiciones del empleado fueron siendo
más justas y así fueron las empresas convirtiéndose en el lugar donde los
empleadores ponían el dinero y las ideas principales, mientras que los
empleados ponían su fuerza física y sus conocimientos para hacer que las ideas
del empleador fueran llevadas a la realidad y sus inversión pudiera tener el
retorno adecuado.
El tiempo siguió pasando y la
ambición mayor cada vez de los empleadores busco la manera de deshacerse de los sindicatos,
que al tener fuerza dentro de la empresa cada vez fueron exigiendo no solo un
trato más justo, sino también una mejor distribución de las ganancias, esto
trato como consecuencia que los empleadores iniciaran una serie de maniobra
para desestabilizar los sindicatos, en esta primera fase no tuvieron mucho
éxito, debido al hecho de que los sindicalistas en unos casos acudieron a los
estamentos gubernamentales a fin de que sirvieran de dique de contención y
detuvieran los intentos de los empleadores, en otros casos hicieron paros y
huelgas a fin de demostrar a los empleadores la fuerza que ya habían adquirido,
eran las décadas de los Setenta y los Ochenta.
Como maniobra para maniatar los
sindicatos en los años Noventa surge una nueva ofensiva patronal y se inicia el
proceso de convertir a los empleados en accionistas de las empresas, de modo
que se convirtieran en copropietarios de las mismas, eso lo hacían usando un
método que siendo ilegal parecería ser válido, en vez de dar en dinero las
bonificaciones y regalías las daban una parte de estas en acciones, claro se
aseguraban de que con estas acciones nadie pudiese ser propietario de una
cantidad que le llevara a poder tomar decisiones en las empresas.
A finales de los noventa otra
estrategia que consistió en lo que se llamaba reingeniería, que no era más que
un modo legalizado de despedir empleados sin correr con los riesgos de que se
pudiesen suscitar huelgas dentro de las empresas, pues dentro de estas creaban
comités que eran los encargados de trabajar con las compañías contratadas para
lo que se llamo reingeniería, que finalmente no fue más que una metodología
bien ensayada que llevaba a los empleados la falsa premisa de que los trabajos
podían y debían ser realizados con una menor cantidad de personas, utilizando
como base unos métodos Japoneses que con el tiempo ha quedado demostrado no son
ni en efectividad ni en eficiencia lo que se decían.
Luego de estos intentos en el año
dos mil entra la última estrategia que definitivamente trae la encomienda de
asesinar los sindicatos, esta se llama tercerización y consiste en no hacer
contratación directa de empleados. En lugar de esto se contratan compañías
externas que realicen el trabajo dentro y fuera de las empresas, estas
contratistas con poco personal a su cargo, se destinan a espacios “áreas”
especificas en las empresas y se van rotando tanto de operaciones como de lugares donde ejecutan
sus trabajos esto, así para que no puedan contratar personal de manera
definitiva, ya que no les ofrecen a estas contratos de largo plazo.
De su parte las contratistas
ejecutan contratos laborales de tiempo definido, con lo que evitan los pagos de
derechos adquiridos por los empleados como son, regalías, vacaciones, cesantías
y prestaciones laborales al final del contrato. Al final de la jornada los
empleados salen de estas contratistas para ir a otras que les ofrecen lo mismo
o solo varían en lo que tiene que ver con el trato personal, pero
definitivamente esta ultima estrategia ha maniatado, asesinado y lanzado al
zafacón los sindicatos de trabajadores.
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