El pais
JAVIER SAMPEDRO Madrid DIC 2013
Los estudios psicológicos
muestran de forma consistente ciertas diferencias en el comportamiento de los
dos sexos: los hombres muestran en promedio más habilidades motoras y de
percepción espacial, y las mujeres puntúan mejor en el conocimiento social y la
memoria. Los neurocientíficos de la Universidad de Pensilvania creen haber
hallado la clave neurológica de esas diferencias. Según su investigación con
casi un millar de jóvenes, la conectividad entre distintas partes del cerebro
se desarrolla de manera diferente en los dos sexos. En las mujeres predominan
las conexiones entre los dos hemisferios cerebrales, y en los hombres
prevalecen las interiores de cada hemisferio. Curiosamente, ese patrón se
invierte en el cerebelo, una estructura implicada en la coordinación de
movimientos y el aprendizaje de procedimientos.
Los
investigadores piensan que esas diferencias de conectividad subyacen a los
patrones de comportamiento previamente detectados por los psicólogos. “Nuestros
resultados”, dicen Madura Ingalhalikar y sus colegas de Pensilvania, “indican
que el cerebro masculino está estructurado para facilitar la conectividad entre
percepción y acción coordinada, mientras que el femenino facilita la
comunicación entre el modo de procesamiento analítico y el intuitivo”. Publican
el trabajo en la revista científica PNAS.
La
interpretación de los autores requiere alguna explicación adicional. Dentro de
cada hemisferio, el cerebro está dividido en módulos, como los encargados de la
percepción visual (situados cerca de la nuca) y los que mandan las órdenes a
los músculos para ejecutar movimientos (localizados más o menos por encima de
las orejas). Por eso una mayor conectividad dentro de cada hemisferio implica
una mayor coordinación entre percepción visual y control motor.
Por otro
lado, un hemisferio no es una copia exacta del otro. A grandes trazos, el
hemisferio izquierdo aloja nuestra parte más racional, incluido el lenguaje y
el intérprete o narrador que da sentido a nuestra vida; el
hemisferio derecho, por el contrario, se ocupa de nuestra parte más intuitiva.
De ahí que los autores interpreten la alta conectividad entre hemisferios en
las mujeres como una mayor coordinación entre el pensamiento analítico y el
intuitivo.
El lector
ya estará familiarizado con el término genoma, e incluso con sus secuelas proteoma y metaboloma. La terminación
–oma quiere resaltar una ambición de totalidad: la investigación simultánea de
todos les genes, de todas las proteínas o de todos los metabolitos. Los
estudiosos del cerebro hablan ahora del conectoma con el mismo espíritu de globalidad.
Ingalhalikar y sus colegas han estudiado el conectoma (todas las conexiones del
cerebro) de 949 personas entre 8 y 22 años de edad (521 chicas y 428 chicos).
Un dato
importante es que las diferencias de conectividad entre los dos sexos son muy
escasas antes de los 13 años; es a partir de los 14 cuando empiezan a
pronunciarse. Aunque no hay datos directos, esa distribución de edad hace
probable que las tormentas de hormonas sexuales que se disparan en la
adolescencia estén implicadas en el fenómeno.
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