Los experimentos genéticos han demostrado cuan
caprichosa es la naturaleza, una de estas forma insólita de manifestarse se
encuentra en el albinismo que es parte de la armonía en el orden del cosmos. Es
el hombre, ignorante de esta ley de la naturaleza y sin ninguna base
científica, el que bautiza de “bendición” o “maldición” la condición de albino.
Los
albinos son más frecuentes en África que en otros lugares de la tierra. De
hecho, los primeros colonizadores portugueses los designaron como una raza
aparte. Si en Europa el albinismo se
manifiesta en una por cada 17,000 personas, en África asciende a uno entre
2,000 ó 5,000 habitantes, dependiendo del país. El albinismo es una condición genética que consiste en
la falta de melanina en piel, ojos y cabello. En África esto es especialmente
grave. Si no hay melanina, que es un fotoprotector muy eficaz contra las
radiaciones solares, la sensibilidad a los efectos abrasivos del sol es extrema
y, normalmente, tiene consecuencias letales. Por eso, si un albino no se cubre
la piel llevando prendas de manga larga, gafas oscuras y sombreros, lo más
probable es que, desde niño, desarrolle lesiones cutáneas que acaben
degenerando en un cáncer de piel.
Nada más nacer, ya son rechazados. Generalmente por sus padres, que los
abandonan, a ellos y a sus madres, a las que se culpa de la condición.La
tradición en África ha decidido maldecir al albino por “ser de otro color”, convirtiéndole
en marginado y discriminándole en todos los contextos sociales (familia,
escuela, trabajo, etc.) Los llaman “zurus” (fantasmas) y se nutren de supersticiones para
explicar su existencia. Creen que son concebidos durante la menstruación, o que
son hijos del demonio, o un castigo divino, o que son el resultado de
relaciones sexuales con un blanco.
En zonas pesqueras y mineras de Tanzania, donde la pobreza se conjuga con la superstición, ya no se trata de
marginación, sino de asesinato. 20
personas con albinismo fueron asesinadas y mutiladas en el pasado año. Corre la creencia de que pócimas confeccionadas por
brujos con extremidades de albinos propician el hacerse rico. El presidente de
Tanzania, Jakaya Kikwete, está decidido a acabar con la superstición y aseguró
en un discurso televisado el pasado mes que se mostrará inflexible para con los
brujos. Por el momento se han detenido a más de cien personas involucradas en
los asesinatos y se ha nombrado a la primera parlamentaria albina, Al Shaymaa
Kwegyr, para luchar contra la discriminación que padecen las personas con esta
condición genética.
El negocio del hechizo es rentable y, por una mano albina, pueden llegar a pagarse 2000 dólares. Una suculenta cifra capaz de convertir a cualquier vecino en posible verdugo. Muchas veces son los propios familiares los que delatan la existencia de una persona albina en casa. En los últimos seis años se han registrado más de cien asesinatos causados por estos cazarrecompensas para satisfacer la demanda de los consumidores de esta pócima manchada de sangre.
El negocio del hechizo es rentable y, por una mano albina, pueden llegar a pagarse 2000 dólares. Una suculenta cifra capaz de convertir a cualquier vecino en posible verdugo. Muchas veces son los propios familiares los que delatan la existencia de una persona albina en casa. En los últimos seis años se han registrado más de cien asesinatos causados por estos cazarrecompensas para satisfacer la demanda de los consumidores de esta pócima manchada de sangre.
Sembrado el pánico, comenzó el éxodo de albinos a
aldeas remotas, a las grandes ciudades para pasar desapercibidos o a centros
como Kabanga, donde el Gobierno proporciona vigilancia policial y garantiza
cierta tranquilidad a sus habitantes. Kabanga es una fortificación donde
conviven unas doscientas personas. Comen, duermen y cultivan su propio huerto.
Cuentan con un taller de costura, comedor, cocina comunitaria, aulas, zona de
juegos, dormitorios es un lugar alegre y
lleno de vida, un recinto amurallado de tres kilómetros de diámetro, que acoge
a personas con diversidad funcional de vista y oído, o con problemas psíquicos
además de unos cien albinos. La genética los ha vuelto excepcionales y el
destino los ha agrupado aquí para poder sobrevivir. Albinos que han tenido que
huir de sus pueblos por miedo a que los corten en pedazos, o que han sido
expulsados por vergüenza de sus propias familias.
Hasta 75.000 dólares se pagan en Tanzania por un albino desmembrado para
hacer con sus restos pócimas y amuletos, según un reportaje de Tom Odula para
AP. La creencia supersticiosa de que los miembros de quienes sufren esta
enfermedad hereditaria tienen propiedades mágicas ha provocado en los dos
últimos años la matanza de 44 albinos en Tanzania y otros 14 en Burundi.
Un informe de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja
y de la Media Luna Roja (FICR) cifra en 300 los niños y adolescentes albinos
que viven escondidos en escuelas para discapacitados en Tanzania y en refugios
policiales en Burundi, además de haber otros 10.000 que no pueden moverse con
libertad en la región por miedo a ser presa de cazadores contratados por brujos
y comerciantes. Una de estas últimas es la keniana Mary Owido, quien asegura
que sólo se siente tranquila en casa y en el trabajo. "Allá donde voy la
gente empieza a hablar sobre mí, diciendo que mis piernas y manos pueden valer
una fortuna en Tanzania'', dice esta madre de seis niños. No se trata de
ninguna broma. Daniel Ndayiragije, un joven albino burundés, fue asesinado y
desmembrado por un grupo de cazadores al que dio el chivatazo uno de sus
hermanos a cambio de 250 dólares. La supersitición, el pensamiento mágico al
que tantos guiños se hacen en Occidente incluso desde los poderes públicos,
mata a inocentes en África.
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