Doctor Guillermo Moreno Garcia |
Transcribimos el discurso del Doctor Guillermo Moreno, presidente del partido AlianzaPais.
Dominicanos y
dominicanas:
El Partido de la
Liberación Dominicana lleva 14 años en el poder, los últimos diez en forma
ininterrumpida.
Al pasar balance de este
largo periodo encontramos un incremento de la inseguridad ciudadana; altos
índices de desigualdad social con más de un 40% de la población en la pobreza y
la pobreza extrema; un irresponsable endeudamiento externo pues toman préstamos
para pagar subsidios, financiar campañas electorales, pagar deudas; una progresiva
quiebra del aparato productivo y el consecuente aumento del desempleo y de la
economía informal; la entrega de nuestros recursos naturales a precio de vaca muerta,
comprometiendo en muchos casos la sostenibilidad ambiental; la frontera dejada
al contrabando, trasiego de drogas y comercio de personas, siendo causa directa
del actual caos migratorio.
Pero de todos los agravios
causados por el PLD el peor ha sido el daño moral. En toda la transición democrática,
ningún partido, por tanto tiempo, había hecho gobiernos tan corruptos, ni
sometido a sus intereses y de forma tan absoluta los poderes públicos, ni
irrespetado de forma tan generalizada la legalidad, ni socavado con el
clientelismo la moral de la sociedad, ni comprado o dividido a los partidos de oposición,
como lo ha hecho el PLD. Nuestros niños, adolescente y jóvenes están siendo
formados bajo el bombardeo de una maquinaria infernal de antivalores, en donde
el estudio, la capacitación, el trabajo son vistos como pérdida de tiempo,
estimulándose el enriquecimiento rápido y fácil sin que importe si el dinero
proviene de la corrupción o el narcotráfico. Es
la mujer dominicana, especialmente las madres, las que reciben con mayor fuerza
el impacto de esta situación. Son ellas las que deben administrar un
presupuesto escaso para alimentar a su familia; son ellas las que viven en
forma más directa la angustia de ver a sus hijos expuestos a la delincuencia y
a los antivalores.
Los gobiernos del PLD han
hecho del país el paraíso de la impunidad. Ya quedó demostrado que si el
expresidente Leonel Fernández y sus socios no están siendo procesados por la
justicia es por la irresponsabilidad y la falta de independencia del ministerio
público y del poder judicial y porque el presidente Danilo Medina, como dijo en
su discurso de los 100 días, decidió no tirar piedras hacia atrás, reiterando
el borrón y cuenta nueva.
El Presidente Medina, si
bien cuida la forma, no ataca la causa de los graves problemas que agobian al
país. Por eso, a casi dos años de gobierno, no hay quien aguante el alto costo
de la vida, ni más impuestos, ni la inseguridad pública; continua el festival de
endeudamiento externo, y son muchos los jóvenes y adultos que no tienen la oportunidad
de un trabajo decente. Este gobierno pretende partir en dos la cordillera central
y mantiene una actitud ambivalente frente a Loma Miranda. Si verdaderamente quisiera
protegerla, puede el presidente por decreto declarar de utilidad pública los terrenos
y disponer su pago en el presupuesto del 2015, sin tener que esperar que el Congreso
la declare parque nacional.
El PLD opera como un
partido-Estado no existiendo frontera entre las funciones públicas y el
activismo político partidario. Ha convertido el presupuesto general en un plan
de negocios, y la inversión pública se decide en función, no de las prioridades
nacionales, sino sustancialmente por las oportunidades de enriquecimiento para
su cúpula dirigencial y de sus aliados más cercanos. Ese partido, entre más
gobierna, más aumenta su poderío económico y su capacidad para corromperlo
todo, con la agravante de que solo puede mantenerse en el poder reproduciendo
la descomposición moral de la sociedad.
Si en esta ocasión me
estoy dirigiendo a la nación dominicana es por el Convencimiento de que es un
imperativo para la salud de la república sacar al PLD de la dirección del Estado,
es decir, ya está bueno, llegó el momento de producir el cambio político.
Las elecciones generales,
congresuales y municipales de mayo de 2016 son la gran oportunidad que tenemos
de producir el cambio político de forma democrática y pacífica.
Pero es simplista creer
que los problemas se resolverán con solo sacar del gobierno a la corporación
que dirige al PLD.
En los últimos 50 años, en
distintos momentos nos limitamos a hacer el cambio político sin tocar el fondo
de los problemas y hemos pagado las consecuencias.
En el 1961 se ajustició a
Trujillo, y aun hoy día sigue pendiente destrujillizar el Estado dominicano.
Igual en el 78, en el 96, en el 2000, en el 2004 se produjo un cambio político
y en cada ocasión los gobernantes tuvieron la oportunidad de impulsar la
regeneración del proyecto nacional y no lo hicieron y terminaron repitiendo y profundizando
muchos de los males que desde la oposición dijeron iban a combatir.
Por eso, con sobrada razón
la ciudadanía tiene sentimientos de frustración y de descreimiento en la
política y en los políticos.
Esta vez no podemos
repetir los errores cometidos en el pasado reciente.
Tenemos el reto de hacer
un giro, y darle una nueva direccionalidad y contenido al cambio político.
Es eso lo que queremos
significar cuando planteamos hacer un cambio político para producir un cambio
de rumbo.
Sí, lo que le da verdadero
sentido al cambio político es que pueda dar lugar a un cambio de rumbo en las
políticas y las prácticas que nos han llevado a este estado de cosas.
Por eso, si estamos
planteando la necesidad de sacar al PLD de la dirección del Estado en el 2016
es con el compromiso irrenunciable de enfrentar la inseguridad pública, de atacar
las causas generadoras de la delincuencia, aplicar con rigor una política de
cero tolerancia del delito y el crimen, de hacer la transformación de la
Policía Nacional y el Ministerio Público, de extirpar la protección que se ha
agenciado el narcotráfico en sectores oficiales, el sistema político y
organismos de la seguridad del Estado.
Si planteamos la necesidad
de sacar al PLD es porque nos comprometemos a garantizar el derecho a la
alimentación del pueblo dominicano, y para ello, buscar el acercamiento del
productor y el consumidor a través de una política de precio justo; eliminar el
ITBIS de los productos de la canasta familiar y el pago del odioso anticipo; a
transformar el actual sistema impositivo regresivo en uno progresivo y
equitativo; a sincerizar y hacer transparente el precio de los combustibles.
Si planteamos la necesidad
de sacar al PLD es porque asumimos el compromiso de impulsar un modelo de
desarrollo productivo y para ello someter a revisión los tratados de libre
comercio suscritos por el país, para evitar que continúe la quiebra de la industria
y de la agropecuaria del país, garantizando de paso la soberanía alimentaria; revisando
los contratos eléctricos para enfrentar de verdad el grave problema energético
del país.
Si nos planteamos sacar al
PLD es con el compromiso irrenunciable de hacer un gobierno honesto, acabar con
las nominillas y el clientelismo en el Estado; aplicar una política para la
prevención de la corrupción, fortaleciendo la transparencia y los órganos de
control del gasto público; investigar y buscar el castigo de todos los actos de
corrupción que no hayan prescrito y recuperar lo robado al patrimonio público.
El compromiso es acabar de una vez y para siempre con el borrón y cuenta nueva
y la impunidad.
Si vamos a sacar al PLD de
la dirección del Estado es para desmontar el actual entrampamiento de los
poderes públicos y de las altas cortes que se hizo en la reforma constitucional
de 2010, y para ello asumimos el compromiso de convocar una constituyente
electa por voto popular, e impulsar entre muchos otros el derecho ciudadano de
revocación del mandato a los representantes, así como un congreso unicameral
sin barrilito, sin cofrecito y sin reparto de exoneraciones.
Si nos planteamos sacar al
PLD de la dirección del Estado es para asumir el compromiso de parar el
endeudamiento externo, auditar la actual deuda pública. Es para defender nuestros
recursos naturales y garantizar la sostenibilidad ambiental.
Para sacar al PLD de la
dirección del Estado en el 2016 es necesario que la ciudadanía haga suyo con
entusiasmo este alto propósito. Y lo que puede despertar las esperanzas de la
gente es la presencia de un liderazgo que asuma el compromiso sincero y franco de
hacer las reformas y adoptar las decisiones necesarias, de aplicar las
adecuadas políticas públicas, poniendo siempre por encima de los beneficios
individuales o de grupo el sagrado interés de la nación.
La sociedad sigue
esperando por un liderazgo que no la engañe de nuevo, que cumpla sus
compromisos; que sea coherente entre lo que dice y lo que hace; que vaya al
Estado a servir y no a enriquecerse; que no fomente el personalismo ni el
continuismo; que fortalezca la institucionalidad democrática, respete y haga
respetar la ley.
La sociedad nuestra ha
estado esperando por un liderazgo político con compromiso social, capaz, con
autoridad moral, convicciones democráticas y verdadero patriotismo.
Estoy convencido que el
liderazgo político y social para hacer el cambio político y el cambio de rumbo
existe en el país, pero se encuentra disperso, atomizado, desorientado.
Insisto que este es el
momento de hacer el giro, de darle una nueva direccionalidad a la política, de
mostrarle al pueblo, con el ejemplo, que juntos podemos construir una salida de
bienestar y democracia a este presente que estamos viviendo.
Desde Alianza País,
queremos contribuir a acercar ese liderazgo, y para ello, en este 2014,
propiciaremos una Mesa de Diálogo y Concertación política con la diversidad de
sectores políticos, sociales y ciudadanos, en primer término, para garantizar unos
mínimos de confianza e identidad política y desarrollar una oposición política responsable,
firme y propositiva, y en segundo término, avanzar hacia la constitución de un
polo electoral progresista en capacidad de sacar al PLD de la dirección del Estado.
La propuesta que estamos
haciendo es incluyente y es formulada con un espíritu de nación. Buscamos que
en ella participen los sectores progresistas que han inspirado su accionar
político en el ejemplo de Minerva, Manolo, Fernández Domínguez, Francisco Caamaño,
en la lucha por la libertad, la justicia social, la soberanía. En ella también deben
participar los que han recogido del Dr. José Francisco Peña Gómez su legado de lucha
por la democracia y todos los bochistas que permanecen fieles a la ética
política del profesor Juan Bosch, en fin, todo ciudadano/a que aspire a vivir
en un país diferente.
El cambio político y el
cambio de rumbo sólo podrán ser realizados desde la gente y con la gente, y por
tanto, es imprescindible que participen y lo hagan suyos las mujeres, los
jóvenes y los adultos, los profesionales, los trabajadores, los productores,
los habitantes de los barrios, los religiosos, los activistas sociales.
Los beneficiarios de este
estado de cosas, trabajan para hacernos creer que es un designio insuperable la
continuidad del PLD en la dirección del Estado.
Y no es así.
Si levantamos la confianza
y la esperanza de la ciudadanía, si el pueblo dominicano se sacude, como lo ha
hecho tantas veces, y se pone en movimiento y actúa en la dirección del cambio
político, es seguro que en el 2016 paramos el continuismo del PLD.
La gente ya comienza a
decir: Esto no se aguanta más. El Cambio político es lo que va Dominicanos y
dominicanas:
A doscientos un año del
nacimiento de Juan Pablo Duarte, forjador de nuestra nacionalidad, honremos su
memoria edificando la República Dominicana por la que él luchó: una república
democrática, justa, próspera, independiente y soberana.
¡Viva por siempre la República
Dominicana!
Muchas gracias.
Santo Domingo, D.N., República
Dominicana.
Lunes 17 de febrero de 2014.
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