16 DE
FEBRERO DEL 2014
VERACENTO SOCIAL
El expresidente de la República Leonel
Fernández incurrió en un impúdico “strip tease” desnudando la concepción del
poder que puso en vigencia en sus tres períodos de gobierno, fundada en el
reparto del patrimonio público y en las dádivas que degradan la dignidad humana
y mantienen la subordinación de las masas.
Sin duda que Fernández no creó esa doctrina, tan antigua como la humanidad,
pero proscrita, condenada y sancionada por la democracia en la era de la
información y la sociedad del conocimiento, y cuyo rechazo fue fundamento de su
Partido de la Liberación Dominicana y su líder el profesor Juan Bosch.
La confesión del líder Leonel
El artículo “El poder y el liderazgo: Entre puestos y sobrecitos”,
publicado por el doctor Leonel Fernández el lunes 10 en el Listín Diario, es
una confesión, casi una auto incriminación, de la concepción política en que el
autor ha fundado su liderazgo nacional, sin que deba restársele méritos a
su carisma y condiciones intelectuales.
Tras un rápido repaso a los teóricos del poder y el liderazgo, desde Platón
y Aristóteles, pasando por Maquiavelo y Weber hasta llegar al dominicano Leonte
Brea, Fernández refiere dos ejemplos específicos, para concluir en que, aparte
de ideología y de conciencia, el poder “hace referencia a otros dos factores:
al poder de coacción o represión y al poder compensatorio, que es la
capacidad para dar o distribuir”
El primer ejemplo es el poder que confirió al dirigente reformista Modesto
Guzmán, al designarlo director del Instituto Postal Dominicano en 1996, “cargo
en que vivía como en el paraíso”, pese a ser una pequeña entidad estatal, cuyo
presupuesto apenas alcanza para pagar personal. Pero el expresidente pondera
que le otorgó un gran poder ante sus compatriotas y hasta en la casa del
caudillo Balaguer porque “podía nombrar algunos compatriotas, repartir de vez
en cuando, algún dinerito, y satisfacer algunas de sus necesidades más
urgentes”. Leonel Fernández sabía que el sueldito de Modesto era bien modesto y
no le alcanzaba para repartir, lo que implica sustracción.
El segundo ejemplo fue la distribución de sobrecitos, con dinero, en una de
sus jornadas de cajitas navideñas en Dajabón. Cuando su chofer le señaló cómo
las multitudes seguían al repartidor “convertido de repente en un gran líder”,
el mandatario dispuso que encargaran el reparto a otro para demostrar cómo
hacia éste se movería “la eufórica muchedumbre”. Pondera aquellos momentos de
grandes experiencias junto al pueblo”. Y agrega que en ambos ejemplos “se pone
de relieve una gran enseñanza de las ciencias políticas acerca del liderazgo y
la teoría del poder”.
Una advertencia a Danilo
Por los recientes acontecimientos a lo interior de su partido, donde ha
perdido poder ante el altar del presidente Danilo Medina, es obvio que
Leonel disparó una advertencia al mandatario, diciéndole que los liderazgos
están directamente proporcionados a la capacidad de distribuir “puestos y
sobrecitos”. El meta mensaje es que como Medina no podrá reelegirse, como lo
hizo él, su liderazgo puede ser efímero.
Fernández pudo haber incurrido en un error costoso al ignorar el factor
coercitivo del poder, que aludió, aunque el mismo no fue suficiente para
impedir que Medina alcanzara la candidatura presidencial de su partido, como se
intentó desde las posiciones de mayores repartos que encabezaban los
“ingenieros constitucionalistas” Félix Bautista y Díaz Rúa.
El artículo se inscribe en una larga serie de errores tácticos a los que ha
sido inducido Fernández por el machismo político de sus financiadores, algunos
disgustados porque los danilistas les cortaron lucrativas contrataciones, el
mayor de los cuales ha sido el inicio demasiado prematuro de una campaña para
el retorno en el 2016, apenas el gobierno cumplió su primer año, lo que ha
incentivado luchas internas.
Aunque Leonel lo ha negado, los danilistas le atribuyen responsabilidad en
del escándalo internacional y crisis diplomática derivada de la sentencia que
desnacionaliza decenas de miles de dominicanos, que a consumido demasiado
durante cinco meses, poniendo al Estado a la defensiva en el mundo globalizado
y dejándolo en riesgo de una vergonzosa condena internacional por violación de
derechos humanos.
El ex presidente no necesitaba esa campaña precipitada, que ha reactivado
sus rechazos, ya que tiene ventajas de liderazgo, posición de mando, deudas y
lealtades en el PLD y de recursos multimillonarios que sólo una frontal y
decidida acción del presidente Medina podría neutralizar, si apoyara
contundentemente alguna opción o, menos viable, intentando abrir camino a la
reelección.
En términos
diplomáticos lo denuncia y rebelión de Grimaldi amerita despido ipso facto,
pero ese puesto es parte del entramado intocable
Bonos acumulados de Leonel
La experiencia de Medina debe hacerle consciente que, contrario a lo que
algunos creen, Leonel tiene suficientes bonos acumulados para no subestima sus
posibilidades de alzarse con la candidatura presidencial, y dada la crisis de
los partidos opositores, volver a repartir puestos y sobrecitos. Aunque no hay
dudas que pasa por una coyuntura bien difícil.
Es que el exmandatario montó una inmensa pirámide bonos para prolongar su
liderazgo político, al viejo estilo de los caudillos dominicanos, como su nuevo
maestro inspirador, Joaquín Balaguer, modelo de político que supo erigir un
pedestal para reinar durante más de cuatro décadas, y hasta postularse a la
presidencia ciego y a los 94 años.
El doctor Fernández comenzó a gobernar en 1996 con fidelidad a los
postulados originales de su partido y de su líder fundador, pero a mitad de
período empezó su Programa de Empleo (PEME) que defendió bajo el postulado de
que “prefería pagar a pegar”, las nominillas de su segundo período las
justificó en “que si no repartimos se cae el gobierno” y en el 2011 dijo en
Nueva York que, liberado de la tutela del FMI, invertiría 40 mil millones de
pesos para garantizar el triunfo del PLD el año siguiente. E invirtió como 80
mil entre enero y mayo, y otros tantos en los tres meses de transición con
cargo al 2016.
La concepción del poder de Fernández descansa en un inmenso entramado: más
de dos millones de tarjetas, en diversos “programas sociales” la mayoría con
montos que sólo sirven para mantener la pobreza, degradando y subordinando a
las más ignorantes que agradecen esas migajas. En las clases medias invirtió
cientos de miles de empleos sobre remunerados, miles de pensiones privilegiadas
y de becas en el exterior. Y se entendió con sectores de poder económico y
políticos a los cuales complació. Dio curso a un rentismo que alentó nuevos
capitales. A los aliados políticos y figuras intocables de su partido les
entregó parcelas de poder para que las administraran como el Imposdom (Modesto
lleva 13 años ahí), la cancillería, el Banco de la Vivienda, Bienes Nacionales,
Inespre, Migración, Consejo de Frontera, Lotería Nacional, Desarrollo de la
Comunidad, el IDSS, Superintendencia de Seguros, ministerios y otras.
La respuesta de Danilo
La respuesta pública de Danilo se
produjo el jueves, cuando dijo que no busca hacerse líder, que no
intentará reelegirse y que “lo que estoy buscando es elevar las
condiciones de vida de nuestro pueblo. Y lo único que busco como recompensa es
que cuando vuelva y me convierta en un ciudadano ordinario, cuando cruce por
las calles, la gente me diga gracias Danilo porque en su gobierno yo elevé mis
condiciones de vida”.
El artículo de Fernández provocó el público rechazo del presidente a la
degradación de los repartos, y se dice que la respuesta privada sería alentar
precandidatos que compiten por la nominación presidencial del PLD para el 2016,
como el secretario general y presidente del Senado Reinaldo Pared, por demás
hermano del ministro de las Fuerzas Armadas y asistente clave del actual
mandatario, quien esta semana lanzará formalmente su proyecto.
No sólo en esta respuesta, sino en su gestión, el presidente Medina
ha tomado distancia de la doctrina del poder y corruptiva de Leonel, lo que
explica en parte la alta aprobación que sigue teniendo. Pero no ha intentado
desmontar la pirámide clientelista, temeroso de afectar intereses y alentar enemigos
internos y entre sus aliados políticos.
La ley de partidos
Es obvio que Medina lleva sobre la cabeza, sin sustituirlos, a funcionarios
como el director de Migración, José Ricardo Taveras, a quien le han bajado el
protagonismo y de otros que le enmendaron sus planteamientos sobre la
desnacionalización, o del embajador en España, César Medina, quien hasta le ha
formulado advertencias en sus columnas periodísticas diarias.
Un ejemplo dramático es lo ocurrido con el embajador ante el Vaticano,
Víctor Grimaldi, y sus dos graves traspiés diplomáticos, cuando envió y publicó
una carta al Papa, denunciando una “conspiración” del embajador de Estados
Unidos ante el gobierno dominicano, y luego con otra carta pública rechazando
el llamado de atención privado que le había hecho un vicecanciller. La
respuesta oficial ha sido una desautorización diciendo que sus “desafortunadas
declaraciones” fueron a título personal y no comprometen al gobierno. Pero no
fue una “declaración”, sino una carta denuncia enviada al jefe del Estado donde
está acreditado, que en cualquier caso debió cursarse al gobierno dominicano.
En términos diplomáticos lo denuncia y rebelión de Grimaldi amerita despido ipso
facto, pero ese puesto es parte del entramado intocable.
Hay quienes todavía esperan que el presidente desligue más claramente su
gobierno de un clientelismo y rentismo clientelares que los códigos
democráticos condenan y persiguen como malversación de fondos y tráfico de
influencia, sobre todo en la sociedad del conocimiento de la que tanto ha
teorizado el doctor Fernández. Una forma de comenzar podría ser que el
presidente aproveche su auge y promueva la aprobación del proyecto de ley de
partidos con sanciones al abuso del patrimonio público en las actividades
políticas.-
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