Cuba |
Cuba dejará de ser una excepción en la política exterior europea. Los
ministros de Exteriores de la Unión Europea han dado este lunes un mandato a la Comisión
Europea para que empiece a negociar un acuerdo político con el régimen de Raúl
Castro, una medida que supone el inicio del deshielo de las relaciones entre
ambos territorios. Tras años de discusiones, los ministros han aprobado por unanimidad
el inicio de ese diálogo, que permite levantar el veto que Bruselas impuso a
Cuba en 1996 por iniciativa del Gobierno de José María Aznar.
Con esa medida, el Ejecutivo comunitario podrá negociar abiertamente con el
régimen para firmar un acuerdo bilateral que regule el diálogo, los acuerdos
comerciales, la cooperación y cualquier otro elemento que interese a ambas
partes, según explican distintas fuentes diplomáticas. Hasta ahora, la Unión Europea
no tenía ningún canal de comunicación abierto con el Gobierno cubano, pues se
regía por la llamada posición común: una herramienta diplomática que
condicionaba cualquier viso de diálogo al avance de los derechos humanos en la
isla. En la práctica esto implicaba un bloqueo en las relaciones entre Bruselas
y La Habana desconocido en ningún otro Estado. Cuba es el único país del mundo
que se rige por la llamada posición común, explica la Comisión Europea, un
estigma que decaerá si la negociación llega a buen puerto.
De momento, los países la mantienen a la espera de ver cómo se desarrollan
las negociaciones. Ha sido la garantía que han exigido algunos países reacios a
abrir el diálogo con la isla (entre ellos Alemania, República Checa y Polonia)
para dar su visto bueno al proceso. Estos países han exigido que la Unión
Europea supervise en todo momento el respeto que otorga Cuba a los derechos
humanos, un aspecto que la diplomacia europea elude concretar para no dar
pistas al régimen de cuáles son sus inquietudes. Los países miembros
supervisarán que haya medidas que favorezcan la libertad de expresión y otras
libertades fundamentales, que no se reprima a la oposición, que la justicia sea
independiente o que se garantice el acceso a Internet, entre otros elementos.
Esa misma falta de concreción rige para el resto de elementos que se
negociarán con la isla. La Comisión mantendrá en secreto las directrices que
guiarán el diálogo, aunque fuentes diplomáticas apuntan genéricamente que se
trata de dar un marco de seguridad jurídica a las relaciones que los países
miembros quieran establecer con Cuba (y que muchos ya tienen aunque en realidad
contraviene la posición común). Con las señales de apertura que está emitiendo
el régimen, la UE no quiere quedar fuera de un territorio que le puede
proporcionar oportunidades de inversión beneficiosas para ambos.
También puede haber mejoras en relaciones comerciales, aunque es un
elemento de menor magnitud que la inversión. El acuerdo permitirá asimismo una
mayor cooperación europea con la isla, que ahora es casi testimonial. Desde que
se reanudó la cooperación, en 2008, Cuba ha recibido apenas 80 millones de
euros en total para proyectos de desarrollo, aseguran fuentes comunitarias.
La negociación puede llevar alrededor de un año, según los cálculos
oficiosos, aunque los encargados de este proceso se muestran optimistas sobre
el desenlace. La Unión Europea ha intentado otras muchas veces en el pasado
romper el bloqueo que regía con Cuba, sin resultado. Nunca se llegó, como
ahora, a abrir un diálogo político amplio que tuviese como objetivo romper la
posición común fijada por el Gobierno de José María Aznar –y respaldada por el
resto- en 1996. Tras muchas rondas de discusión, los ministros de Exteriores
darán este lunes el visto bueno a esta medida sin debate previo.
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