Fuente: Diario Libre
No se explica la postura que exhibe la
Junta Central Electoral frente a Participación Ciudadana, entidad con 19
años dedicada a la observación, lo que lo acreditan para la labor que
realiza.
Es evidente que la Junta Central
Electoral no quiere que Participación Ciudadana haga su trabajo, eso
explica los obstáculos, de todos los colores, que le ha colocado.
La conducta mostrada por la Junta
Central Electoral frente a la entidad cívica asevera que no se quiere la
observación de las elecciones, aunque el jueves 3 de este mes hubo una
reunión entre el presidente de la Junta, Roberto Rosario, y Francisco
Alvarez, de la dirección de la entidad cívica, después de decenas de
solicitudes.
Esa reunión es un triunfo de la presión
de la sociedad, que entiende que las elecciones no se pueden dejar solo a
los burócratas y partidos, para que la Junta ceda y de los que aspiran a
un proceso electoral transparente. Es claro que si la Junta cambio de
opinión ha sido a regañadientes, de la boca para adentro.
Se quiere limitar el radio de acción de
la observación electoral y desprestigiar a Participación Ciudadana,
insinuando que es una entidad ligada al narcotráfico y otras actividades
criminales.
Deliberadamente se lanzaron estas
acusaciones para desautorizar de antemano el trabajo de observación y
conteo rápido de los sufragios.
Uno se pregunta si la Junta Central
Electoral tiene algún gato entre macuto, pues eso es lo que se busca con
limitar la acción de Participación Ciudadana.
Hasta el momento el trabajo
Participación Ciudadana en distintos procesos electorales ha sido
objetivo. Soy de los que creo que detrás de la conducta anti
Participación Ciudadana se oculta algo, claro, que nada tiene que ver
con la democracia.
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