Muchas migrantes pierden su dinero y hasta su dignidad en manos de redes mafiosas
Muchos ven en las migraciones una forma de salir de la marginalidad y la desigualdad social en que viven, pero chocan con el peligro. Foto de archivo
Cada año cientos de mujeres migran buscando un mejor nivel de vida para ellas y sus familias, enviando dinero que ganarían con un empleo digno en otro país, pero en el camino a la “prosperidad” muchas caen en manos de redes de tratas de personas, que las estafan, maltratan y prostituyen.
Un estudio hecho por la antropóloga Tahira Vargas García para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), sobre Mujeres Dominicanas, Sobrevivientes de Trata, enumera los motivos que empujan a esas personas a migrar para escapar de la marginalidad.
Plantea que las migrantes salen con la ilusión de conseguir un empleo que les permita conseguir dinero para cubrir sus necesidades esenciales, pero caen en violencia y prostitución, desilusión, desolación y problemas sicológicos.
Se estima que el 52% de las personas que emigran en República Dominicana son mujeres.
Reconoce que la trata de mujeres es un fenómeno complejo, con muchas barreras sociales, económicas, culturales y políticas, cuya erradicación requiere acciones combinadas.
La imposición de controles migratorios más duros y estrictos por parte de los gobiernos en vez de ayudar hace más rentable el tráfico ilícito de personas y puede inclusive empeorar la situación de quienes quieren escapar de la pobreza y la marginalidad.
El caso de República Dominicana es que, por un lado, ostenta la condición de emisor de emigrantes en condiciones de riesgo, y a la vez recibe inmigrantes que pueden caer en esa categoría.
El estudio cita los Protocolos de Palermo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, que la mayoría de las víctimas desconoce.
Refiere la investigación, que la explotación sexual de las mujeres se plasma en violencia física, verbal, imposición en el uso de drogas, entre otras, lo que termina afectándolas emocional y psicológicamente.
Otra consecuencia es el endeudamiento de la familia que sigue entrampada con deudas difíciles de pagar por su condición de pobreza, porque el viaje no rindió los beneficios que se esperaban.
Las mujeres víctimas de trata tienden a pertenecer a un contexto socioeconómico de pobreza y vulnerabilidad.
Cómo viven. Las viviendas en las que habita la mayoría de las mujeres víctimas de tratas responden al modelo cuarterías en las zonas urbana-marginales o en las zonas rurales, con espacio para dos habitaciones, una con dos camas y la otra con la estufa, sillón y televisión, y normalmente la ocupan entre cinco y seis personas.
Las casas tienen paredes de concreto en el exterior y en el interior divisiones de madera o material desechable, muchas veces en mal estado. El techo mayormente es de zinc. Con problemas de saneamiento ambiental, sin baños individuales y, en algunos casos, con letrinas fuera de la vivienda, sin acceso a agua potable, poca iluminación y ventilación.
Escolaridad. Todas las mujeres víctimas de trata en alguna etapa de su vida escolar han pasado por condiciones de sobreedad, deserción y la repitencia, que es un fenómeno reiterado y, en muchos casos, se cita la dificultad de aprender y comprender las matemáticas.
Laboral. El estudio indica que la mayoría inició su vida laboral a muy temprana edad, en trabajo doméstico, agrícola o en el sector informal, muchas inclusive en la niñez.
El embarazo en la adolescencia y la falta de recursos económicos son otros factores que obligan a las víctimas de trata a desviar el curso de sus vidas para buscar dinero con que mantener al hijo.
El estudio recomienda hacer campañas educativas y de orientación sobre el problema, buscando vínculos entre organismos judiciales con los tratantes.
No denuncian
La falta de denuncia no facilita romper con esas redes de tráfico y trata de mujeres. Es que las víctimas se abstienen por temor a que las personas tratantes la emprendan contra su familia. Otras no tienen dinero para sustentar el gasto, que representa iniciar un proceso judicial contra los tratantes, que muchas veces tienen fuertes vínculos con personas de poder.
Cada año cientos de mujeres migran buscando un mejor nivel de vida para ellas y sus familias, enviando dinero que ganarían con un empleo digno en otro país, pero en el camino a la “prosperidad” muchas caen en manos de redes de tratas de personas, que las estafan, maltratan y prostituyen.
Un estudio hecho por la antropóloga Tahira Vargas García para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), sobre Mujeres Dominicanas, Sobrevivientes de Trata, enumera los motivos que empujan a esas personas a migrar para escapar de la marginalidad.
Plantea que las migrantes salen con la ilusión de conseguir un empleo que les permita conseguir dinero para cubrir sus necesidades esenciales, pero caen en violencia y prostitución, desilusión, desolación y problemas sicológicos.
Se estima que el 52% de las personas que emigran en República Dominicana son mujeres.
Reconoce que la trata de mujeres es un fenómeno complejo, con muchas barreras sociales, económicas, culturales y políticas, cuya erradicación requiere acciones combinadas.
La imposición de controles migratorios más duros y estrictos por parte de los gobiernos en vez de ayudar hace más rentable el tráfico ilícito de personas y puede inclusive empeorar la situación de quienes quieren escapar de la pobreza y la marginalidad.
El caso de República Dominicana es que, por un lado, ostenta la condición de emisor de emigrantes en condiciones de riesgo, y a la vez recibe inmigrantes que pueden caer en esa categoría.
El estudio cita los Protocolos de Palermo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, que la mayoría de las víctimas desconoce.
Refiere la investigación, que la explotación sexual de las mujeres se plasma en violencia física, verbal, imposición en el uso de drogas, entre otras, lo que termina afectándolas emocional y psicológicamente.
Otra consecuencia es el endeudamiento de la familia que sigue entrampada con deudas difíciles de pagar por su condición de pobreza, porque el viaje no rindió los beneficios que se esperaban.
Las mujeres víctimas de trata tienden a pertenecer a un contexto socioeconómico de pobreza y vulnerabilidad.
Cómo viven. Las viviendas en las que habita la mayoría de las mujeres víctimas de tratas responden al modelo cuarterías en las zonas urbana-marginales o en las zonas rurales, con espacio para dos habitaciones, una con dos camas y la otra con la estufa, sillón y televisión, y normalmente la ocupan entre cinco y seis personas.
Las casas tienen paredes de concreto en el exterior y en el interior divisiones de madera o material desechable, muchas veces en mal estado. El techo mayormente es de zinc. Con problemas de saneamiento ambiental, sin baños individuales y, en algunos casos, con letrinas fuera de la vivienda, sin acceso a agua potable, poca iluminación y ventilación.
Escolaridad. Todas las mujeres víctimas de trata en alguna etapa de su vida escolar han pasado por condiciones de sobreedad, deserción y la repitencia, que es un fenómeno reiterado y, en muchos casos, se cita la dificultad de aprender y comprender las matemáticas.
Laboral. El estudio indica que la mayoría inició su vida laboral a muy temprana edad, en trabajo doméstico, agrícola o en el sector informal, muchas inclusive en la niñez.
El embarazo en la adolescencia y la falta de recursos económicos son otros factores que obligan a las víctimas de trata a desviar el curso de sus vidas para buscar dinero con que mantener al hijo.
El estudio recomienda hacer campañas educativas y de orientación sobre el problema, buscando vínculos entre organismos judiciales con los tratantes.
No denuncian
La falta de denuncia no facilita romper con esas redes de tráfico y trata de mujeres. Es que las víctimas se abstienen por temor a que las personas tratantes la emprendan contra su familia. Otras no tienen dinero para sustentar el gasto, que representa iniciar un proceso judicial contra los tratantes, que muchas veces tienen fuertes vínculos con personas de poder.
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