Fuente: María Isabel Soldevila
Investigación. Una reunión de Juan Bosch y Joaquín Balaguer fue grabada por espías del FBI. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) espió e intervino activamente las llamadas telefónicas del depuesto presidente dominicano Juan Bosch entre abril y septiembre de 1965, durante el tiempo en que Bosch se encontraba exiliado en Puerto Rico, y usó su influencia para colocar en el poder a Joaquín Balaguer, según revela el recién publicado libro “Enemigos: Una historia del FBI”, del ganador del Pulitzer Tim Weiner, un recuento de 511 páginas basado -según el autor- en más de 70,000 páginas de documentos desclasificados y ninguna fuente anónima.
El propio John Edgar Hoover, director del FBI por 48 años, autorizó una vigilancia electrónica ilimitada conocida como “tech” bajo la responsabilidad del agente Wallace F. Estill, un hombre de confianza de Hoover.
El trabajo de espionaje realizado por Estill le llevó a calificar a Bosch como el líder de la “revuelta” tanto de nombre como “de facto”, aunque reconocía que no existía evidencia alguna que justificara la persecución.
Pero Lindon B. Johnson, el tejano presidente de los Estados Unidos, alojaba a Bosch en el cajón de los comunistas, lugar en el que Hoover lo había colocado con sus señalamientos desde 1961.
“Vamos a tener que realmente poner ese gobierno allá y manejarlo y estabilizarlo de una forma o de otra”, dijo Johnson al subsecretario de Estado Thomas Mann, en una conversación telefónica iniciada a las 9:35 a.m. el 24 de abril de 1965. “Este Bosch no funciona”.
Balaguer entra en escena
Para mediados de mayo, Johnson comenzaba a desesperarse. El día 14, dice Weiner, Hoover y el presidente intercambiaron tres llamadas telefónicas; en la última, Johnson dio órdenes de acercarse a Balaguer, y le otorgó un máximo de 72 horas para fortalecer la operación en Santo Domingo “a menos que quieras tener a otro Castro”.
Tres días después, el principal oficial del Departamento de Estado para República Dominicana, Kennedy Crockett, y el abogado personal de Johnson, Abe Fortas, se reunieron en Regency Hortel con Balaguer, según un memo de Crockett que reposa en los archivos de seguridad nacional de la biblioteca Johnson.
¿El propósito del encuentro? Materializar el deseo de la Casa Blanca de que Balaguer se reuniera con Bosch en Puerto Rico. Balaguer utilizaba, siempre según Crockett, un vehículo del FBI y lo acompañaba su “manejador” del buró, un agente de nombre Heinrich Von Eckardt, quien siguió el viaje con él hasta Puerto Rico.
Una vez en Borinquen, el hombre de Hoover, Estill, coordinó su transporte y el encuentro con Bosch.
“Arreglamos que un taxi particular lo recogiera en el aeropuerto y lo llevara a un hotel particular... y pusimos micrófonos en el cuarto del hotel y cubrimos esa maldita conversación, para enviarla a D.C... Después de eso Von Eckhart puso a Balaguer en un vuelo a Santo Domingo”, reportó Estill.
El apoyo de Hoover
Preocupado por que “la situación dominicana” se saliera de control, Lindon B. Johnson puso en manos de Hoover la selección del hombre al que daría todo su apoyo en las elecciones.
Johnson había descartado a Antonio Guzmán -definido por el autor como “un rico y proamericano hombre de negocios”- para dirigir un gobierno provisional y comenzaba a dar señales de desesperación por la mala prensa y la mala voluntad que se le sumaban por el manejo de sus tropas en Santo Domingo.
Weiner consigna en su libro que Balaguer había ganado la confianza de Hoover el 27 de mayo de 1965, cuando reportó al FBI todas sus conversaciones en Nueva york con Kennedy Crockett, el director de asuntos caribeños del departamento de Estado antes de que llegaran los informes del diplomático a Washington. Eso fue determinante, dice el autor, para su victoria.
Fue Hoover quien insistió en unas elecciones entre solo dos candidatos, mandó a entrenar y dar facilidades para la creación de una “nueva fuerza nacional de inteligencia dominicana, un departamento de operaciones especiales y una policía secreta para combatir a los subversivos”.
Lo necesario para ganar
Un memo del 29 de diciembre de 1965 del director actuante de Inteligencia Central, Richard Helms, a su jefe de operaciones encubiertas, Desmond Fitzgerald, plasma el nivel de involucramiento de Estado Unidos en la elección de Balaguer.
“Quiero reiterar, para el record, que el Presidente nos dijo al Director y a mí en más de una ocasión entre mayo y julio, que esperaba que la Agencia dedicara el personal y material necesario en la República Dominicana para que ganara las elecciones presidenciales el candidato favorecido por el gobierno de los Estados Unidos.
Las afirmaciones del Presidente fueron inequívocas. Él quiere ganar las elecciones y espera que la agencia haga lo necesario para que eso ocurra. Si encuentra obstáculos en la ejecución de esta operación, apreciaría que me lo avise, para que las dificultades puedan ser identificadas al Presidente para que use sin influencia en la alocación de recursos financieros para apoyar al candidato apropiado”.
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