martes, 21 de enero de 2014

Las herencias del crimen

Desde que hace cinco años detuvieran a Bernard Madoff, considerado como el mayor estafador de todos los tiempos, quien cumple 150 años de condena en la prisión federal de Butner, en Carolina del Norte, la vida de su mujer, Ruth, ha cambiado mucho.
Alejada de su marido, la señora ha pasado del lujo y las fiestas a vivir confinada en su casa de Connecticut. Al menos, eso asegura el número de febrero de la revista «Vanity Fair», que publica un reportaje desvelando cómo es la vida de esta señora.
Según afirma su entorno, Ruth sólo sale de casa para bajar la basura y acompañar al único hijo que le queda al hospital. Y es que la tragedia ha sobrevolado su vida en los últimos años. Junto a la detención de su marido tuvo que soportar el suicidio de su hijo Mark y su otro hijo, Andrew, padece cáncer. Es para estar con él durante los tratamientos para lo único que sale de casa. «Aunque sea un día de invierno con un sol radiante, tiene siempre las persianas bajadas. Solo se asoma a la puerta a sacar la basura y a buscar el periódico», cuenta una vecina a la revista.

Cuando saltó el escándalo, Ruth se mudó hasta Florida para residir en casa de su hermana, sin embargo, al conocer la enfermedad de su hijo decidió ir a su lado. «Quiero estar cerca de mi familia, en particular de Andy (Andrew) y mis nietos, a quienes amo profundamente. Este ha sido un período de sanación para mí», ha confesado.

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