viernes, 7 de noviembre de 2014

Danilo Lasosé: Leyendas y Fábulas en una ciudad de brisas y lluvias


Daniela mientras conversa con Danilo Lasosé.
Por: Daniela De La Cruz Gómez

Danilo Lasosé deambula por esas calles de Dios de manera incansable.

Son calles poco amables y menos gentiles. Ya no hay tantas sonrisas como otros, entonces, rostros amargos, duros. Te observan con enojo y rencor desde rincones de penumbra. Y uno se pregunta ¿cómo Danilo Lasosé, con su descontada humildad, soporta esos ojos de llamas en cuyo oscuro ardor hay frustraciones y amarguras de imposible explicación?


Hay tertulias de pesar en los café del Conde. Escritores, poetas, declamadores, versificadores, soñadores, espíritus cargados de anhelo, zarandeados por las duras circunstancias. Es cuando me dice:
"Damas adolescentes de actitudes inescrutables que se pasean por las aceras con la mirada absorta en vitrinas deslumbrantes de consumo inútil.

Y jóvenes de andar desandados, Zapatillas de goma, uniforme fuerte azul cuyas risas y sonrisas perdieron hace mucho una inocencia que se diluye en siluetas de burla y tristeza sin cuento".

Danilo Lasosé camina entres ellos al amparo de coloniales paredes blancas que uno imagina desbordadas de buganvilias sobre los adoquines de barro centenario, pero en su rostro no asoma la mirada del desdén ni el interés esquivo porque su mundo es en realidad otro y su pensamiento y vida se encuentran en lugar aparte.

Y es en verdad que este hombre de posturas sencillas, aún cree en que la bondad se cierne por el discurrir y los paseos de la gente y es la alegría la que hace danzar los arbustos multicolores y que es el entusiasmo amable el que debe reinar con alegría en los corazones.

Es en ese ir y venir donde encuentra el fundamento de historias de ser un mar inhóspito a vencer, siempre admirando su imponencia y su belleza, y hay sirenas de cantos engañosos y sutiles y hierbas multifacéticas y hórridas en los terruños del entorno que tratan de seducirnos con sus encantos y perversidades.

Me imagino a Danilo Lasosé como una presencia de las que llenaban las historias de Charles Dickens que sentía en los bosques el volar de las hadas y los arroyos vivientes y los gnomos llenando de canciones y alegres correteos los senderos, los troncos parlantes y las lluvias de ensueño.

En un mundo de abruptas maledicencias, Danilo Lasosé opta por el buen mirar de las cosas, prefiere las bondades. Se decide por las personas sencillas y simples e inofensivas las que asume con un vigor de ilusión y magia.
Es un concebir el mundo como lo aprecia un niño que todo lo asombra y maravilla. Es un tranquilo Quijote de estos días extraños idealiza a dulcinea y se enfrenta con molinos de vientos.

Su transcurrir viene desde la admiración y la fantasía con la que estructura sentimientos y pensamientos, su peculiar manera de ver las cosas recrea el asombro y hacen de él un auténtico artífice de fábulas y leyendas.

Fábulas y leyendas que les son necesarias al ser humano para encontrar en un mundo esquivo y licencioso es inspiración, ese anhelo ese sueño de las realidades acogedoras, hermosas, valederas, que la maldad de la existencia ha ido destruyendo de forma implacable día a día.

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