domingo, 9 de noviembre de 2014

EL MAR EN MÍ; Poemario de Miguel Collado


Por: Daniela De La Cruz Gómez

Cuando uno lee, saborea, se deleita en las palabras que irradian imágenes, emociones, sueños y ensueños que parten de los poemas de Miguel Collado, se siente su seducción.
 

Pensar en la grandeza de la creación y en el misterio de la condición humana es edificante.

Con “El Mar en mí “ nos encontramos con un poeta sólido y firme.
Es uno de esos robles que no puede abatir la lluvia, el sol, el viento, ni los infiernos que desatan las fuerzas escondidas del mundo.


 

Nos encontramos con un alma sensible y penetrante, unos ojos metafísicos que avistan el horizonte de las pasiones, de las ilusiones y de los sueños humanos.

El Mar lo sabe, este vacío tan lleno de angustias
sólo el mar lo conoce.
Un nudo de soledad me ata
y sólo el mar me libera,
sólo él, como un gigantesco Dios de agua,
apacigua mis temores infundados.
Hay un laberinto de soledad en mí
que sólo el mar entiende.
Quizá por eso, a veces,
veo a Alfonsina sonreír.
El mar también lo sabe.

El amor es su norte, es el más caro de sus sentimientos, el más buscado, el más necesitado, pero también un vértice donde se aposenta la angustia, el dolor, el sufrimiento.
Uno siente el estremecimiento que a su vez siente el poeta cuando mira y admira la mujer amada y la compara con el mar. Le dice entonces: “si la mar fuera mujer,

no me importaría ahogarme en ella,
ni desafiar sus oscuras profundidades,
ni le temería a sus temibles habitantes dentados.
Si la mar fuera mujer,
besaría sus azules senos de agua,
sus caderas en la orilla,
como a una novia desnuda en la arena.
Si la mar fuera mujer,
sólo yo surcaría sus aguas,
sólo yo poseería su torrente de amor pirata.
Si la mar fuera mujer,
yo sería Poseidón desatado,
su mitológico amante erotizado.

Pero es también cuando la angustia hace acto de presencia y el nos dice: “Mar, ―¡oh, mar!― deja que en tus aguas embravecidas
ahogue esta soledad que me quebranta.
Así tal vez este dolor de ausencia que me ata
dejaría en libertad mis encadenados sueños de amor.”Por eso, para escapar de esa angustia de la que no es posible escapar, el autor pretende “macerar este amor en el olvido y “demoler sus lunas en crecimiento. ”Solamente para terminar confesando que cae vencido por más que trata de borrar el nombre de la persona amada, por más que trata de tachar su presencia.

Nos dice, dentro de mí está el mar,
como una enorme sombra azul habitándome,
hurgando en mis sueños,
en mis nostalgias vagas.
No soy yo quien navega en él,
es él quien surca mis solitarias aguas.
Deberían ser azules mis ojos
por esa invasión del mar en mi mirada.
Está en mí la mar
y ya me siento húmedo de sal,
polvo de arena que viaja con el viento

Es cuando “palidece el amor “ junto a las solitarias aguas. Pero el poeta da rienda a sus sentimientos para expresar su angustias y darle un descanso a su dolor.
Por eso quiere “ amar un poema que se disipe con el viento y el mar. “
En su angustia, el poeta mira el objetivo de sus sentimientos y le dice que “ detrás de tus pupilas, corren impetuosos. “Se queda en silencio ante su silencio para decirte que “ detrás de tu silencio se que hay una mujer que sueña, que suspira, que busca una mano que la toque y una voz .“

En Miguel collado tenemos un poeta coherente, apasionado, que incorpora la filosofía, existencial al tesoro de nuestra poesía más sensitiva y universal.

En este libro, escrito recientemente viene a recordarnos los esfuerzos de una persona profunda y sensible que da forma a sus emociones con el calor, la dulzura, la infinita profundidad y la delicada belleza de unos versos cargados de emociones.

El mar en mí es como un bálsamo para nuestras tristezas y un alivio compartido para nuestros corazones rotos y desesperanzados.
Una bella colección de poemas que aunque se corresponde con una corriente filosófica que tuvo sus orígenes en Francia en los trabajos de Jean Paul Sartre, sigue vigente para aquellos que viven la existencia en cada segundo, en cada minuto, en quienes contemplan a veces la vida desde la óptica de los desgarramientos.

VENUS, ALFONSINA TE FUE A BUSCAR

A dialogar contigo fue Alfonsina, Venus.
Tú emergiste del espumoso mar, en secreto;
ella, con un manto de tristeza,
fue a morir en él.
Ella cantó a la belleza de la vida;
la belleza nació contigo.
Ella murió ahogada en el amor,
tú, sin embargo, lo simbolizas.
Venus, ¿acaso Alfonsina logró
ver tus luminosos ojos
en la oscura profundidad del mar?

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