lunes, 24 de noviembre de 2014

EL PAÍS QUE MALAMENTE NOS GASTAMOS…

Por: Daniela De La Cruz Gómez


A pesar del verde, del azul, del mar, de los bosques
y del cielo,
A veces me pregunto qué desdichado
es este país al que llamamos nuestro y al que fuimos arrojados como pasto de las llamas en medio del concierto de cretinos despreciables
que hacen “opinión pública” ,
de la claque de los bienaventurados del poder
y su cinismo infinito.

De quienes manejan las riendas que nos ahorcan
como si fuéramos cuadrúpedos agonizantes.
Cada día nos hacen la existencia más que difícil,
imposible.


Debo confesarles con sinceridad absoluta que estoy más que hastiada
de escuchar tantos saludos
y nefastas, perversas y ominosas congratulaciones
al supuesto rescate de una playa que nunca será nuestra
como nunca lo ha sido y que, ya lo verá usted,
terminará en poder de los blancos del Norte o de Europa
con sus infaltables liberales y enriquecidos socios nacionales,
atendida diligentemente por haitianas y haitianos
que, solícitos en su rabioso odio contra todo lo nacional,
se han ido apoderando gradualmente de cuanto una vez
llegamos a creer, ilusos, que nos pertenecía.

Y, si gusta, hágase un recorrido por Juan Dolio, Boca Chica y Punta Cana
Por las playas de Puerto Plata o por la una vez indómitas montañas,
por las haciendas del Cibao y el Este y el Sur del país
Por el entorno de las empresas constructoras
y cualquier oscuro rincón de nuestras ciudades.

Entonces se verá de frente con esta iniquidad vecina y extranjera
que ya nos tiene al límite.
Los verá a ellos en amable contubernio
con quienes nos ocuparon y nos ocupan,
los mismos que cada día invaden nuevos entornos
para gloria de Tití Aristide o, en todo caso,
De Toussaint Louverture.

¿Cómo es que hay quienes sean capaces de celebrar fiestas
por un supuesto concierto que en apariencia reivindica
lo que en realidad no se ha reivindicado
ni lo será jamás como lo enuncia claramente la historia?

¿Por qué no dicen que ese momento de euforia colectiva
fue diligentemente torcido por estas autoridades “populares”
para asestar un golpe de muerte a nuestra indigencia
y nuestra inocultable miseria?

Mientras tú celebrabas la fiesta de la reivindicación
Ellos proporcionaban alas a los alimentos y a las medicinas
al transporte y la leche de los niños
a las tarifas de la energía, del agua, de la comunicación,
y a los libros.

¿Acaso no alcanzaste a escuchar su amable petición
de que nos lanzáramos al mar
para ser reivindicados por una muerte cruel
y ser el dulce alimento de los tiburones?

Antes de seguir con estas burdas salutaciones y congratulaciones
Para el supuesto “presidente del pueblo”
y su “esclarecido gobierno”
y su “glorioso partido”
y sus destempladas indecisiones
Vaya a los supermercados y a las pulperías,
Vaya a las farmacias y a donde el médico.

Vaya, sí, para que se convenza de la habilidad
de estos forjadores de la “opinión pública”
y de la inclemente camarilla que nos desgobierna y
sus bien publicitadas medidas salvadoras del patrimonio nacional
y la daga escondida con la que secuestran la existencia
a tu ya atribulado corazón.

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