martes, 25 de noviembre de 2014

Trujillo y La Nación Dominicana

Por: Daniela De La Cruz Gómez


El general Rafael Leónidas Trujillo, sencillamente, no pasa de moda. Su imponente figura, firmeza en la mirada, sus hábitos en el vestir (trajes de colores extremos, medallas y bicornios con plumas, eran muy peculiares en él. Los crímenes, encarcelamientos y torturas que sucedieron en su régimen de tres décadas, al igual que los hitos de (hay quienes le consideran el verdadero fundador del Estado capitalista dominicano), sus amores y misterios, disfrutan de un escandaloso y expreso interés del público. Una mente maligna podría sentirse tentada a creer que la cantidad de escritos, novelas, cuentos, tratados históricos, vídeos y artículos periodísticos sobre “El Jefe“, pretenden utilizar su presencia, siempre atractiva, siempre sugerente, siempre comercial, con el avieso propósito de hacer dinero. Pero no hay que pensar de ese modo de quienes se refieren, una y otra vez, casi hasta la morbosidad, al general Trujillo, etiquetándolos de una manera tan mezquina porque la verdad, (y son los hechos los que hablan), todo cuando tiene que ver con el perínclito varón de San Cristóbal “ (como lo llamó uno de sus tantos exaltados aduladores) realmente estimula y provoca nuestra curiosidad.

Tan es así que el laureado escritor Mario Vargas Llosa, a quien se descarta de tales menesteres mercuriales, por su calibre y calidad intelectual e innegable estatura literaria, permaneció varios meses entre nosotros realizando indagaciones sobre la llamada “Era Gloriosa“. Su propósito?: escribir una novela, a la que ya ha titulado (un titulo que me parece sencillamente horrible) “La Fiesta del Chivo“.

Los documentales sobre “El Jefe“ (realizados por el señor Fortunato) se encuentran entres “los más vendidos “ en el país. Una novela que ha vendido cientos de ejemplares y que, en nuestro limitado medio, ya se encamina a su segunda edición es “Uña y Carne“, subtitulada “Memorias de la Virilidad “, de nuestro admirado escritor Marcio Veloz Maggiolo. La obra tiene como tema la “doble moral “ durante el gobierno de los treinta años. El conocido publicista y escritor. Efraim Castillo, (hombre distante y proceloso, dueño de un estilo tan peculiar como inabordable) acaba de publicar otra novela, que casi llega a las 5OO páginas, que también tiene como tema a Trujillo. Se titula “El Personero“. Antes, había publicado, “El síndrome de la visa“, con el mismo tema. Y ni qué decir de novelas que tienen como tema esencial a las heroínas hermanas Mirabal (muertas de manera cruel y trágica, se dice que por órdenes directas del dictador), entre las cuales figura en lugar especial. “En el tiempo de las mariposas “ de la dominico-estadounidenses Julia Álvarez, así, como. “Los amores del dios“, el nombre de cuyo autor (y que me perdone) en estos momentos no me viene a la memoria. Se han vendido miles de ejemplares del libro del periodista, poeta y ensayista Juan José Ayuso sobre “Trujillo y las Fuerzas Armadas“.

Particularmente esclarecido me ha resultado “30 de mayo, Trujillo ajusticiado“ del conocido economista Eduardo García Michel. Este es un esfuerzo por aclarar la participación histórica de personas que hasta el momento habían optado por un tranquilo anonimato. Pero a quien quiera encontrar más detalles sobre el tema de Trujillo en nuestra literatura, le bastaría con consultar la excelente Guía Biográfica del buen amigo, investigador, Miguel Collado . Aunque no incluya numerosos tratados de recopilación de documentos históricos realizada por Bernardo Vega.

podríamos creer (y lamentablemente no somo los únicos ni los primeros) que el interés público siempre gira en torno a lo que se da en llamar “la parte oscura“ de la condición humana. No recuerdo quién me narró la historia de una persona que se propuso editar un periódico con “noticias positivas“. Fracasó al poco tiempo. Los medios de mayor salida son los que exponen en sus páginas noticias trágicas o violentas.

Las películas de mayor recaudación son aquellas en las que la sangre tiñe abruptamente la pantalla y las pasiones se desbordan. En nuestro medio, una revista de terrible aceptación publica, “Suceso“, presumo que posee una tirada muy vasta, lo que no lograría otra publicación de gran calidad visual y del manejo del lenguaje como lo es Ysabela, o la muy intelectual de Clodomiro Moquete, Vetas.

Hay muchas anécdotas sabrosas sobre “El Jefe“. Cuando me inicié en la vida periodística, un día me visitó a mi hogar Angélica Plumón.

Angélica y yo habíamos pasado parte de nuestra adolescencia el la zona colonial. Plumón estaba muy preocupada. Creía que el fantasma de Trujillo podría renacer en el actual Gobierno ¿Sus razones?

Wilfrido Vargas había grabado por encargo un Long Playin instrumental con merengues que fueron famosos durante la “Era“, entres ellos “Salve San Cristóbal “. Alguien encontró la grabación y, en un periódico local, empezó a acusar al músico de ser “un trujillista consumado“ y de “promover la figura del El Jefe“. Claro, ahora eso no significa nada, pero en esos entonces 20 años atrás, podía significar el descrédito público.

Poco después, se presentó Wilfrido Vargas en persona, (lo que me ha provocado una gran alegría, porque siempre he sido una admiradora del músico). Siento una profunda preocupación de que se repita la misma historia del Jefe. Me hablo yo misma en la alcoba de mi casa. Me digo, de manera un tanto categórica, las siguientes palabras: “Creo que para Wilfrido Vargas lo mejor era no hacerle caso a esa campaña. Olvidarse del sujeto que quería hacerle daño. Seguir trabajando como hasta ahora. Nada es más decisivo que el trabajo, nada tiene más fuerza y más poder. En algún tiempo, nadie recordará al Jefe, y Wilfrido Vargas ha sido y será un artista de éxito. Si en este país se fuera a condenar a todo al que ha hecho algo en relación con Trujillo, más de la mitad del pueblo terminaría el la cárcel “. Wilfrido Vargas, al parecer, se llevó de las palabras de un fiel amigo y todo concluyó ahí. Ahora bien: ¿porqué Trujillo?

¿No será,“ también el hombre y el poder? El poder, del que se ha hecho voz popular que, cuando es “total “, también corrompe “totalmente “?. Personalidad compleja y enigmática, que, como las fuerzas indomables de la naturaleza, surge de las honduras de la tierra nacional, se abre paso en la mañana de nuestras vicisitudes para asumir el control en un extenso horizonte de locura y caos. Entonces, desde la oscuridad de su atribulada concepción o visión del mundo, decide “reorganizar su entorno“ sin que importe el precio a pagar, arrastrando en un río de fuego y sangre a todo el que se oponga a los dictados del único que tiene derecho a mandar, para esculpir en la geografía isleña su obra, una obra: la del Jefe indeclinable y absoluto, propietario hasta de la respiración de millones y millones de personas.

Creo que el trabajo más completo sobre El Jefe es “ La trágicas aventura del poder personal “ del estadounidense Robert Crassweller. Impresionante estudio, de fina documentada y vasta elaboración, en el que expone no sólo el hombre y su relación con el Estado, sino las intimidades, las veleidades, los caprichos, las angustias que agobiaban a este personaje excepcional, pero en su condición de ser humano, porque, y a pesar de la crueldad que, dicen, lo caracterizaba, ciertamente lo era.

Mientras tanto, Trujillo seguirá siendo una figura de supremo interés público, nacional e internacional. Misteriosamente, más que otros dictadores que me rodean en el entorno americano, tales como Fulgencio Batista, François Duvalier, Porfiirio Díaz, para sólo citar unos cuantos. Y su era, la “Era de Trujillo , una fuente inspiración sobre todo lo bueno y todo lo malo que conlleva en sus profundidades inabordables, en ocasiones, al ser nacional, el dominicano y sus enigmas y lo enigmas del "generalísimo “, era, sin lugar a dudas, una decisiva expresión. Sólo que con el rayo estremecedor y decisivo del poder en sus manos.

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