miércoles, 30 de septiembre de 2015

Ejecutan en EEUU acusada de matar esposo, pese a pedido de clemencia del papa

ATLANTA.-Tras negarle la petición de clemencia, la lucha de familiares y activistas que intensificaron sus esfuerzos y pese a la solicitud del papa Francisco de que le fuera conmutada la pena capital, ejecutaron la madrugada de este miércoles a la mujer condenada a muerte por el crimen de su esposo hace 18 años por las autoridades de Georgia Estados Unidos (EEUU).


Kelly Gissendaner, de 47 años, se convirtió en la primera mujer en Georgia en ser ejecutada desde 1945 tras serle suministrada una inyección letal en la prisión de Jackson, al sureste de Atlanta. 

Varias mociones presentadas por la defensa ante la Corte Suprema de Georgia y la Corte Suprema de EEUU para detener la ejecución fueron rechazadas, así como la petición de clemencia ante la Junta de Libertad Condicional y Perdón en la participaron dos hijos de la condenada.

El papa se unió hoy a los esfuerzos por conmutarle la pena a la acusada, enviando una carta a las autoridades del estado en la que pedía clemencia para la mujer. Durante su gira por EEUU, la pasada semana, el Papa hizo un llamamiento ante el Congreso para poner fin a la pena de muerte.

La ejecución de Gissendaner, que estaba prevista para las 7 de la noche se postergó hasta pasada la medianoche.

Los abogados defensores libraron una larga batalla legal para salvar la vida de la mujer tras la suspensión de la ejecución hace siete meses al descubrirse que el coctel letal presentaba anomalías.

Tras el anuncio de la nueva fecha de ejecución la pasada semana, familiares y activistas intensificaron sus esfuerzos para lograr que se le condonara la pena capital. Gissendaner fue sentenciada a la pena capital por planear y conspirar en la muerte de su esposo en 1997, Doug Gissendaner, junto a su amante, Gregory Bruce Owen.

El autor del asesinato, Owen, solo fue condenado a cadena perpetua tras testificar contra Gissendaner en el juicio.

Gissendaner es la primera persona en Georgia en ser ejecutada pese a no haber sido quien cometió directamente el crimen. Los hijos de Gissendaner habían perdonado a su madre e intercedieron a su favor en varias ocasiones, tras argumentar que se había reformado.

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