viernes, 29 de enero de 2016

APLIQUEMOS LAS LEYES VIGENTES



Por Gabriel Lorenzo Casilla
Cuando una sociedad como la dominicana goza de una libertad que raya en el límite del libertinaje, cuando no se aplican los correctivos de lugar a las acciones punibles y cuando no se respeta a nadie, que las autoridades son muñecos de juguetes, porque no están al servicio de la sociedad y la solución de los problemas que afectan a ésta, se camina mal, se anda mal y los resultados no son desconocidos y a nadie lo sorprenden.


Estoy de acuerdo con la predica de Salomón, cuando se refiere al necio, y pudiéramos agregar a los deslenguados, que no escuchan, sino que hablan sandeces improperios y que son capaces de faltar el respeto a DIOS que baje del cielo, no tienen escrúpulos, porque son seres humanos vacios de consciencia y de sentimientos, lo que no le permite adaptarse una sociedad responsable y decente, entonces, se hace necesario aplicar las leyes, la dictadura de la ley a quienes se convierten en seres humanos inadaptables.

Lo que conviene es que no nos  convirtamos en verdugos de los demás, sino que sean ellos mismos los que escojan el sendero que desean transitar y que sean ellos mismos los que lean en voz alta la sentencia que merecen cumplir en las mazmorras cuando viendo las circunstancias que han provocado con sus acciones delictivas al grueso de la sociedad.  Creo fírmemente en la necesidad de educar y  de concientizar con rigor a la sociedad para cosechar frutos agradables y de buena venta en el mercado que establece la sociedad.

Las normas establecidas por la mayoría consciente y responsable de sus deberes, no deben ser solo el marco de los derechos que establece la sociedad, deben ir más allá de las exigencias que la misma sociedad se impone, no traspasar  los linderos establecidos para todos.

De nada vale que hagamos leyes justas, sino se aplican a los que las violan y se lanzan como buitres a destruir no solo el derecho de los demás, sino también la propia conciencia de la sociedad y esto hace que no podamos avanzar y el tiempo vuela por encima de la esperanza y muera la fe que tenemos en el porvenir.

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