viernes, 4 de mayo de 2012

Una dimensión de ciudadanía burlada: Juan Bolívar Díaz

Cuando el odio es un pozo sin fondo, la virtud de  la Justicia duerme ahogada (Dicho popular Birmano) Fuente: Carlos Francisco Elías

Juan Bolívar Díaz Santana.
Fabulosa cosa un número solo un número. Guión del odio mezclado con un numero de suerte, el 17. No le han confundido con el juego del Dragon Ball, donde el androide 17 es una reconstrucción humana del Dr. Gero-Rosario, cuya  mentira predilecta robotizada, armaría ese guión del odio que a falta  del crimen destruye morales de seres vivos, de los cuales no obtuvieron complicidad, ni por las malas ni por la buenas.


Porque para yo entender todo esto con cierta lógica, no puedo más que buscar en el sucio armario del pasado, donde la sangre se seca y tiñe, el muestrario de odio Orlandiano y el cúmulo que al final le cegó la vida un 17 de marzo de 1975, sigue la clave númerica: 7.

Juan Bolívar Díaz, con quien no siempre estoy de acuerdo en sus análisis, a quien he escuchado en el periodismo radial (cuando Antena Latina era Rahintel y Radio HIN era la reyna de la feria), a quien he leído, a quien he visto en televisión haciendo galas de tolerancia inaudita, para quien he trabajado en Jornada Extra, quien además como ejecutivo sabe respetar a quienes han trabajado con él, estimulando la libertad de pensamiento y no la autocensura.

Ese Juan Bolívar nunca ha sido bien visto en ciertas esferas y hay personas que se encargan de mantener ese odio vivo y atizado, cada vez que se puede, no decir esto es practicar la autocensura.

Y ese dolor reaccionario queda, duele y busca siempre venganza anónima montada en un número, el 17 esta vez.

Detrás del número el nombre de Juan Bolívar Díaz, que luego resultaría "vinculado" a situaciones que nada tienen que ver con la trayectoria de la persona.

Juan Bolívar pretende obviar lo personal, quiere que veamos lo otro, lo más general de una situación de violación de derecho a los otros ciudadanos.
Ese Juan Bolívar nunca ha sido bien visto en ciertas esferas y hay personas que se encargan de mantener ese odio vivo y atizado, cada vez que se puede, no decir esto es practicar la autocensura.
Dentro del marco de una visión amplia, entiendo su preocupación, loable. Pero, Juan Bolívar ¿y tu propia dimensión, la vamos a olvidar?...

Pues no, tienes derechos, como todos y como el que más, a que tu dimensión de ciudadanía no sea burlada por tarados de campaña electoral, señores del veneno maldito, abigeos de textos confabulados, pretendiendo una impunidad en la sombra, para hacer conspiraciones morales, justamente porque lamentan que los tiempos de urdimbres y muertes, esta sociedad ya no los aceptaría...

Pero el mensaje podrido y perverso está ahí.

Hoy la equivocación es un número que en apariencia (Abra Cadabra, tris!!) es el 17 y que coincidencia en la tómbola de los nombres vistos con odio, recelo y vesania, el agraciado ha sido Juan Bolívar Díaz, ¡ay qué carajo, que bonito, pero que bonito!...

En el fondo son la carroña de Caronte con  impotencia de  barca y  muerte, porque una Democracia frágil, no auspiciada desde el Estado, violencia a este nivel quizás no resistiría.

Descubierto el entuerto, la Junta Central Electoral minimiza el estatus ciudadano de una persona notable en nuestra vida pública, porque hasta el momento de modo público ni excusas pide.

Juan Bolívar Díaz, en la dimensión profesional que le caracteriza, sólo nos pide que veamos más allá, que miremos hacia la sociedad entera, que el asunto tiene otras dimensiones.

Hoy te digo, Juan Bolívar, que tú también eres parte de esa misma sociedad que señalas con la preocupación por la vulnerabilidad de los derechos, por los que has luchado tantos y tantos años.

Me pregunto: ¿Pero bueno, qué carajo de Junta Central Electoral es esa que desconoce derechos a un ciudadano irrespetando su condición, colocándole ella misma en un 17 narco, inventando fabulaciones propias del viejo charlatán harto conocido?...

Recurrieron a la droga, porque ya es un Modus Operandi: embarrar a la gente seria, para tampoco perseguir a los verdaderos delincuentes del gran narcotráfico, acción que ha hecho que la población desconfíe de las acusaciones aún en los casos cuando son ciertas y comprobables.

Juan Bolívar casi se retira de la vida pública, y el regalo de la Junta Central Electoral, la cuidadora de su status como ciudadano, es el número 17 narco.

Señores, le manda cojones, otra cosa no puedo decir.

Si la Junta Central Electoral en un comunicado público, viola derechos ciudadanos, tengo la profunda convicción de que con los votos (la propia Junta con este proceder me lo indica), también puede equivocarse y donde debe decir 51%, dirá que sólo contó 44%... y sus preferencias ya las sabemos.

Entonces, Juan Bolívar Díaz, con su ciudadanía burlada, debe contar con todo nuestro respaldo, porque así tenemos que vivir todos los dominicanos y dominicanas, encerrados en esta maldita tómbola infernal de derechos aparentes.

La sociedad dominicana no debe esperar amanecer un día  sucia de sangre, para entonces en la cama, preguntarse: ¿De dónde sangro que no me doy cuenta?... (CFE)

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