sábado, 18 de enero de 2014

Insulza afirma ira a la Habana

 
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, asistirá a la cumbre de la CELAC que se celebrará a finales de este mes en La Habana. La visita del dirigente chileno marca el primer contacto oficial de la organización con Cuba desde que ésta fuera reintegrada al seno de la organización en 2009, tras haber sido suspendida en 1962. Desde entonces, ningún titular de la OEA se había desplazado a la isla.


“Insulza respondió afirmativamente a la invitación que fue formulada por el Gobierno de Cuba en su calidad de Secretario Pro Témpore de la CELAC”, ha indicado la OEA en un comunicado. El actual secretario general de la organización fue determinante a la hora de lograr que en su 39 Asamblea General, celebrada en Honduras en 2009, todos los miembros de la entidad acordaran por unanimidad reintegrar al Ejecutivo de la isla a la OEA, levantando, así, la suspensión en vigor desde 1962.

En la cumbre de Honduras se estipuló que la "participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA", lo que, de facto, imponía a la isla a acatar el contenido de su carta fundacional que en su artículo 3 d) impone la observancia del "ejercicio efectivo de la democracia representativa”. Cuba se ha negado a iniciar ese diálogo estipulado por la OEA, argumentando que la organización está desprestigiada y que sigue bajo el dominio de EE UU.

La invitación de Cuba al secretario general, que ya asistió a la primera cumbre de la CELAC celebrada en Chile, es un gesto simbólico pero ciertamente significativo ya que podría propiciar un primer acercamiento entre la OEA y el régimen cubano para allanar el camino hacia su definitiva reincorporación –a quien se expulsó en 1962 fue al Gobierno cubano, no al país- ofreciendo a su presidente, Raúl Castro, la posibilidad de ofrecer una muestra más de su viraje aperturista.

La resolución de Honduras fue impulsada por el ALBA, interesado en reparar de una vez por todas el error histórico de la resolución del 62 y contó con el respaldo de EE UU, cuya presidencia acababa de ocupar Barack Obama. Washington se ocupó, no obstante, de incluir en el texto la observancia de todos los tratados adoptados por la OEA desde entonces, entre ellos la Carta Democrática. El afán por reintegrar al organismo a la isla, sin embargo, molestó profundamente a EE UU determinando que la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, retirara el apoyo a la reelección del dirigente del organismo.

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