WhatsApp es una aplicación móvil que nos permite saber si se ha recibido el mensaje y cuándo fue la última conexión de esa persona. Además, permite hacer descripciones en el estado para que lo vean las personas y poner una foto. Al ser una aplicación gratis nos permite hablar con nuestra familia y amigos a diario, aunque puede crearnos problemas físicos y psicológicos. Ésto se debe a que pensamos que nos van a contestar de forma inmediata, y si no lo hacen comenzamos a agobiarnos y preocuparnos.
También es porque nos hace pensar cosas malas cuando vemos que han recibido el mensaje y lo han leído, pero no recibimos respuesta; o porque podemos controlar las conexiones cuando hemos tenido una pelea con nuestra pareja y no nos escriben…
Los expertos dan mucha importancia a no usar excesivamente este tipo de aplicaciones, pero que un uso razonable hace que los vínculos entre las personas se refuercen.
Siempre se ha hablado de lo perjudicial que son para nuestra salud, pero aún no ha podido demostrarse hasta queé punto pueden llegar a serlo.
Perjudicial en las parejas:
Puede que sea algo excesivo, pero es cierto que los celos que surgen si no se controla el uso de ésta aplicación puede ser un problema. Si utilizas mucho el teléfono móvil, tu pareja puede que sienta celos de las personas con las que hablas tanto. Puede que ésto ocasione una situación en la que se pierda la confianza en la relación de pareja. También es cierto que una persona que pasa todo el tiempo escribiendo a su pareja tiene gran dependencia emocional, y que los comportamientos obsesivos rompen todo tipo de relación.
El peligro se encuentra en el uso que se hace de la aplicación:
Cada persona debe saber cómo administrar su privacidad y su conectividad, ya que si ésto no es así Whatsapp vulnerará la privacidad de la persona. Ésto se basa en la disponibilidad, así que si no puedes contestar, ¡no puedes hacerlo!. Esta aplicación abre puertas en las relaciones de pareja, debe usarse con sinceridad y libertad. Y recuerda que si las cosas van mal en la relación, la resposabilidad recae sólo en la pareja.
No es malo usar tecnologías, pero sí cómo se usan éstas. Tanto el exceso como el mal uso se puede convertir en un problema, y más cuando las relaciones son sustituídas por otras impersonales en las tecnologías.
Una solución a ésto puede ser contesar por orden de importancia y no en función de cuándo llegan. Primero atenderemos a quen se dirige a nosotros en personas, después las llamadas, después los mensajes instantáneos y, por último, los correos.
Si no tomamos medidas de este tipo acabaremos volviéndonos dependientes e impacientes, algo que acabará afectándonos más de lo debido.
Fuente: Retuitéalo.com
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