lunes, 17 de febrero de 2014

La barbarie religiosa

Miembros de la etnia Rohingya
Estando en el 2014, debería sorprendernos que miles de seres humanos sean apartados de la salud, la educación y les sean coartados sus derechos básicos por razones religiosas, de etnia o sexo.

Myanmar antigua Birmania, es el mayor país del Sudoeste Asiático, cuenta con aproximadamente  53 millones de habitantes, tiene 676.552 kilómetros cuadrado, tres religiones principales (Budistas, Cristianos y musulmanes), la esperanza de vida es de 57 años y un porcentaje de alfabetización de un 83%, desde 1962 está controlado por militares, es una de los mayores productores de piedras preciosas del mundo. Sin embargo este país ha llamado la atención en las últimas semanas debido a la gran cantidad de refugiados y desplazados, casi 150.000 musulmanes de la etnia rohingya, no reconocida entre las 134 que oficialmente componen el país, viven hacinados en una docena de campos de desplazados y son privados de sus derechos fundamentales: no pueden abandonar el recinto, necesitan un permiso especial para contraer matrimonio, su natalidad está controlada, y carecen de fuentes de ingresos.
El régimen ha impuesto una frontera, una valla metálica con un tope en alambre de trinchera que divide dos mundos completamente diferente, la población de mayoría étnica rakhine disfruta de una vida en libertad: pueden viajar a donde quieran, casarse con quien deseen, trabajar en lo que les plazca, y acudir a cualquier ceremonia religiosa. Un apartheid que desnuda una sociedad cuya mentalidad ni dista de los primates de la era del hielo.

La división religiosa significa una de las mayores fronteras que separan el hombre del hombre, el ser humano del ser humano, las diferencias étnicas han hecho más infeliz el planeta y las diferencias de pensamiento han alejado de la felicidad a quienes compartimos esta inmensa bola de agua, aire y tierra que habitamos. Uno de los temas más tristes en este conflicto es el hecho de las continuas denuncias que se realizan respecto a que en el hospital de Sittwe se asesina a los enfermos de la etnia rohingya, lo que hace más vulnerable la población que vive en la pobreza extrema.

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