jueves, 2 de julio de 2015

Cómo el diablo se soltó en Cambita Garabitos el domingo 28 de junio

Por Nicolás Acevedo Sánchez


Lo que pasó el domingo 28 de junio por las calles del municipio de Cambita Garabitos, no tiene madres, padres ni autoridades responsables. Resulta que durante más de 12 horas fuimos atrapados por 50 demonios en motocicletas sin “muflers”, sin tubos de escape, sin tripas, en la actividad proselitista del precandidato a alcalde del PRM, Luis Alberto Soto Soriano.


Centenares de personas abandonaron sus hogares porque la expresión más salvaje del caravaneo explotaba los oídos de todos los cambiteros con los motores preparados para generar ruidos, para molestar, para desangrar los tímpanos y colocarnos en una situación de terror. Por doquiera nos aparecía una motocicleta sin tripa y con una bandera del PRM.

Uno se pregunta con qué derecho un precandidato se atreve a cercenar el derecho de los demás de estar tranquilos en sus casas, con qué derecho desafía la tranquilidad de los ancianos enfermos, hipertensos, que necesitan horas del día para dormir, y que usted, señor Luis Soto, violentó. Con qué derecho se nos viola el descanso dominical necesario para reponer las energías de la semana de trabajo. Cómo el niño o la niña enferma, acurrucado en el pecho de su madre, que no entendía lo que pasaba, se exasperaba y gritaba alborotado ante el ruido de los motores.

Creo que hay razones claras y precisas para hacernos recordar que cada motor sin mofler representa un hecho del desgobierno municipal de los 12 años que indignamente usted administró, señor Luis Soto.

1. Todavía retumba en nuestros oídos el ruido de los 80 millones de pesos de deuda que su administración dejó. Deuda que afecta y afectará a cuatro generaciones de cambiteros. Los 50 motores sin tripa nos recordaron todas las películas de estafas y fraudes para asesinar la democracia local y quebrar definitivamente a la alcaldía de Cambita.

2. En cada motor sin tripa se veía un desorden administrativo, unos fondos de pensiones desviados, cientos de miles de pesos descontados a empleados por la compra a crédito de motocicletas con mofler y que no fueron pagados a las importadoras, cientos de miles de pesos descontados para el seguro médico y que no fueron reembolsados a las aseguradoras médicas.

3. Cada motor sin tripa nos recordó el negocio que se montó con los equipos amarillos del ayuntamiento. Hasta una palita fue negociada. Millones de pesos se perdieron por esta vía, en justificación de gastos de combustibles y en reposición de repuestos, aunque los equipos amarillos no trabajaron.

4. Pero algunos de esos motores del demonio nos recordaron los viajes al exterior de la isla de la comisión del cabildo que salía todos los meses a vacacionar, a disfrutar de los recursos del pueblo.

5. El umbral del dolor generado por el ruido de las cincuenta motocicletas levantaba el recuerdo de las fiestas sin fin de algunos funcionarios de la pasada administración, que cada día de la semana se bañaban con agua de whisky a nombre de los fondos municipales.

6. Los decibeles acumulados de las motocicletas del diablo enervaban los nervios de los que fuimos testigos de la desvergüenza de los doce años, envueltos en lodos y travesuras, negros fangos de la peor corrupción municipal.

7. Había cinco de esas motocicletas del diablo que elevaban los decibeles a más de 3,000 MHZ, recordándonos que las leyes de protección al medio ambiente son sugerencias con las que podemos limpiarnos el trasero. ¿Para qué sirven la Norma 001-03, la Ley Antirruido 287-04, la Ley General de Medio Ambiente 64-00, la Ley General de Salud 42-01, la Ley de Organización Municipal 176-07 y el Decreto 18-12, si al final de cuenta los políticos y organizaciones políticas las pisotean impunemente?
Aunque he individualizado el comentario sobre la actividad proselitista del señor Luis Soto, porque entiendo que la contaminación sonora desencadenó el mayor daño a la tranquilidad ciudadana, los demás precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana también han hecho lo mismo en cuanto al uso de motocicletas ruidosas y el irrespeto a las normas medioambientales.

La ciudadanía consciente y responsable de nuestro municipio debe levantar su voz para reclamar a los diversos proyectos políticos, que por favor renuncien a contratar motocicletas ruidosas, sin tripas ni muflers, y, que de una vez y para siempre, comencemos a transitar por la legalidad y el respeto al medio ambiente.

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