Por Nicolás Acevedo Sánchez
Lo que pasó el domingo
28 de junio por las calles del municipio de Cambita Garabitos, no tiene
madres, padres ni autoridades responsables. Resulta que durante más de
12 horas fuimos atrapados por 50 demonios en motocicletas sin “muflers”,
sin tubos de escape, sin tripas, en la actividad proselitista del
precandidato a alcalde del PRM, Luis Alberto Soto Soriano.
Centenares de personas abandonaron sus hogares porque la expresión más
salvaje del caravaneo explotaba los oídos de todos los cambiteros con
los motores preparados para generar ruidos, para molestar, para
desangrar los tímpanos y colocarnos en una situación de terror. Por
doquiera nos aparecía una motocicleta sin tripa y con una bandera del
PRM.
Uno se pregunta con qué derecho un precandidato se atreve a
cercenar el derecho de los demás de estar tranquilos en sus casas, con
qué derecho desafía la tranquilidad de los ancianos enfermos,
hipertensos, que necesitan horas del día para dormir, y que usted, señor
Luis Soto, violentó. Con qué derecho se nos viola el descanso dominical
necesario para reponer las energías de la semana de trabajo. Cómo el
niño o la niña enferma, acurrucado en el pecho de su madre, que no
entendía lo que pasaba, se exasperaba y gritaba alborotado ante el ruido
de los motores.
Creo que hay razones claras y precisas para
hacernos recordar que cada motor sin mofler representa un hecho del
desgobierno municipal de los 12 años que indignamente usted administró,
señor Luis Soto.
1. Todavía retumba en nuestros oídos el ruido
de los 80 millones de pesos de deuda que su administración dejó. Deuda
que afecta y afectará a cuatro generaciones de cambiteros. Los 50
motores sin tripa nos recordaron todas las películas de estafas y
fraudes para asesinar la democracia local y quebrar definitivamente a la
alcaldía de Cambita.
2. En cada motor sin tripa se veía un desorden
administrativo, unos fondos de pensiones desviados, cientos de miles de
pesos descontados a empleados por la compra a crédito de motocicletas
con mofler y que no fueron pagados a las importadoras, cientos de miles
de pesos descontados para el seguro médico y que no fueron reembolsados a
las aseguradoras médicas.
3. Cada motor sin tripa nos recordó el
negocio que se montó con los equipos amarillos del ayuntamiento. Hasta
una palita fue negociada. Millones de pesos se perdieron por esta vía,
en justificación de gastos de combustibles y en reposición de repuestos,
aunque los equipos amarillos no trabajaron.
4. Pero algunos de esos
motores del demonio nos recordaron los viajes al exterior de la isla de
la comisión del cabildo que salía todos los meses a vacacionar, a
disfrutar de los recursos del pueblo.
5. El umbral del dolor
generado por el ruido de las cincuenta motocicletas levantaba el
recuerdo de las fiestas sin fin de algunos funcionarios de la pasada
administración, que cada día de la semana se bañaban con agua de whisky a
nombre de los fondos municipales.
6. Los decibeles acumulados de
las motocicletas del diablo enervaban los nervios de los que fuimos
testigos de la desvergüenza de los doce años, envueltos en lodos y
travesuras, negros fangos de la peor corrupción municipal.
7. Había
cinco de esas motocicletas del diablo que elevaban los decibeles a más
de 3,000 MHZ, recordándonos que las leyes de protección al medio
ambiente son sugerencias con las que podemos limpiarnos el trasero.
¿Para qué sirven la Norma 001-03, la Ley Antirruido 287-04, la Ley
General de Medio Ambiente 64-00, la Ley General de Salud 42-01, la Ley
de Organización Municipal 176-07 y el Decreto 18-12, si al final de
cuenta los políticos y organizaciones políticas las pisotean
impunemente?
Aunque he individualizado el comentario sobre la
actividad proselitista del señor Luis Soto, porque entiendo que la
contaminación sonora desencadenó el mayor daño a la tranquilidad
ciudadana, los demás precandidatos del Partido de la Liberación
Dominicana también han hecho lo mismo en cuanto al uso de motocicletas
ruidosas y el irrespeto a las normas medioambientales.
La ciudadanía
consciente y responsable de nuestro municipio debe levantar su voz para
reclamar a los diversos proyectos políticos, que por favor renuncien a
contratar motocicletas ruidosas, sin tripas ni muflers, y, que de una
vez y para siempre, comencemos a transitar por la legalidad y el respeto
al medio ambiente.
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