Buenos Aires, 25 ene (EFE).-La decisión de
la Presidencia argentina de publicar datos del viaje del periodista que
adelantó la muerte del fiscal Alberto Nisman, tras denunciar que dejaba
el país por sentirse amenazado, elevó hoy la tensión política en el país
y las críticas contra el Gobierno de Cristina Fernández.
En un nuevo capítulo del terremoto institucional
provocado por la muerte del fiscal que investigaba el atentado contra la
mutual judía AMIA en 1994, la cuenta de Twitter de la Casa Rosada
difundió anoche una noticia de la agencia oficial Télam en la que se
informaba sobre el vuelo tomado por el periodista Damián Pachter, con
datos facilitados por la estatal Aerolíneas Argentinas.
Pachter, trabajador del diario argentino en lengua
inglesa Buenos Aires Herald, hizo saltar todas las alarmas el pasado
domingo al anunciar que Nisman había sido hallado muerto en su
domicilio, tres horas antes de que se confirmara el deceso por canales
oficiales.
El periodista había abandonado Argentina en la mañana del sábado tras denunciar que se iba porque tenía miedo por su vida.
El estupor por la estrategia de comunicación del
Gobierno se repitió hoy cuando, por la misma vía, la Casa Rosada
reprodujo información de medios y periodistas argentinos según la cual
Pachter iba camino a Israel, donde pensaba refugiarse.
"El periodista que dejó el país por 'miedo' se
refugia en Israel #AMIA #Nisman #Pachter", expresaron desde la cuenta de
Twitter oficial de la Casa Rosada, junto a un tuit enviado por el
periodista Gaby Levinas en el que explicaba que Pachter le había llamado
durante una escala.
El propio Pachter (que tiene doble nacionalidad
argentina e israelí) confirmó pocos minutos después, en la misma red
social, que había llegado a Tel Aviv y que se encontraba "a salvo".
Además, publicó una columna en la versión digital
del diario israelí Haaretz, del que es colaborador, en la que explicó
los motivos de su huida del país.
Según Pachter, tras la primicia de la muerte de
Nisman varios amigos y fuentes se pusieron en contacto con él para
advertirle de que corría peligro, aunque no fue hasta días después
cuando notó que estaba siendo vigilado.
El periodista, que afirma tener una foto de un
supuesto agente de Inteligencia que le seguía, tomó entonces la decisión
de abandonar el país y dirigirse a Tel Aviv.
"No tengo ni idea de cuándo regresaré a Argentina: Ni siquiera sé si quiero", reza el artículo.
"Argentina se ha convertido en un lugar oscuro
liderado por un sistema político corrupto. Aún no he digerido todo lo
que me ha pasado en las últimas 48 horas", añadió.
La actitud de la Presidencia frente al suceso fue
duramente criticada por la oposición, que calificó de "siniestro" e
"inaudito" que una cuenta oficial del Gobierno difunda información sobre
un periodista que afirma sentirse amenazado.
Entretanto, prosigue lentamente la investigación
sobre la muerte de Nisman y, aunque aún no ha descartado ninguna
hipótesis, ayer se desveló que el disparo que le mató se realizó a menos
de un centímetro de su cabeza, desde la pistola hallada junto a su
cadáver.
El arma le había sido facilitada un día antes por
un colaborador, Diego Lagomarsino, contratado como informático de la
fiscalía, que hoy también centra todas las miradas por las
especulaciones sobre sus supuestos vínculos con los Servicios de
Inteligencia.
El secretario de Seguridad, Sergio Berni, apuntó
hoy contra Lagomarsino, que aún no ha declarado pero tiene prohibido
salir del país, al afirmar que "tendría que dar muchas explicaciones",
en declaraciones a la televisión local.
Según fuentes judiciales consultadas por el diario
La Nación, Nisman también había pedido un arma a uno de los policías
encargados de su custodia, un día antes de morir.
El fiscal murió cinco días después de denunciar a
la presidenta Fernández y a varios dirigentes oficialistas por
presuntamente haber orquestado un plan para encubrir a los supuestos
responsables iraníes del atentado contra la mutual judía AMIA en 1994, a
cambio de intensificar las relaciones comerciales con Irán.
El escándalo político desatado tras la muerte el
fiscal ha golpeado la imagen de la presidenta, según las últimas
encuestas, que tampoco arrojan datos optimistas para la oposición.
La imagen positiva de Fernández cayó 4 puntos
porcentuales entre diciembre y enero, cuando se conoció la muerte de
Nisman, y se situó en el 29,1 %, mientras que la negativa superó el 50
%, con un aumento de 11 puntos, de acuerdo con una encuesta publicada
hoy por el diario Perfil.
Fuente: AGENCIAS
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