viernes, 23 de marzo de 2012

Uno de los "enfermeros asesinos" apagaba la luz para abordar a sus víctimas

Fuente: Perfil Digital
Las puertas del Hospital Maciel de Montevideo, en Uruguay. | Foto: Cedoc

El caso de los "enfermeros asesinos", acusados de matar a unos 60 pacientes en el Hospital Maciel de Montevideo, sumó nuevos elementos: una enfermera que trabajaba con uno de ellos relató que apagaba la luz antes de matar a sus víctimas.


María P.
, enfermera del lugar, describió a Marcelo Pereira como un hombre desganado en el trabajo y contó cómo actuó cuando tuvo que atender a su última víctima, Santa Gladys Lemos, de 74 años.

En declaraciones al juez de la causa, reproducidas hoy por el diario Clarín, la mujer contó: "Pereira es menos diez para el trabajo, nunca hace nada, pero ayer vino enojado por el tema de una computadora. A las 19 teníamos que hacer los controles y él me dijo que no me preocupara que él hacía todo. Yo igual fui a controlar a los pacientes y él se quedó controlando a la señora Lemos".

En esta línea, María P. continuó: “En eso me llama a los gritos, que fuera porque estaba hipotensa. Comienzo a escuchar un ronquido fuerte, dos o tres segundos, salgo de una de las camas y veo que él tiene las luces apagadas y que estaba del lado derecho de la señora, donde tenía la vía venosa central. Salgo y le pregunto qué era ese ruido. El ya en ese momento tenía las luces encendidas y me dice que estaba haciendo un paro respiratorio. Comienza la movida para estabilizarla, llama a los médicos y como no llegaban, comienza a reanimarla él”.

Pereira, que será juzgado junto a su compañero por homicidio piadoso, mataba a sus víctimas con morfina, atropina y lidocaína. Este jueves, Palmira Martínez, una uruguaya radicada en Córdoba hizo un pedido de informes para saber si su madre, que falleció en marzo de 2011, también fue víctima de los homicidas.

Otra de las enfermeras, Verónica S., aseguró que vio a su compañero de trabajo “manipular una vía central de una paciente que estaba en la cama 1. Ya habíamos terminado de bañarla. Cuando vuelvo a la enfermería él se queda como acomodando cosas y, cuando me estoy dando vuelta, guarda algo en el bolsillo. No se lo que era, estaba con la luz apagada. A los pocos minutos, bajó la frecuencia cardíaca en el monitor, él pasó rápido para la cama de ella, dijo que estaba en paro, le puso la máscara y tomó protagonismo para salvarla, incluso delante del médico”.

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